BRUSELAS, 26 Oct. (EUROPA PRESS) -
Los países más afectados por el tránsito masivo de inmigrantes a través de la ruta de los Balcanes occidentales se han comprometido este domingo a crear 100.000 plazas de acogida para refugiados, con el apoyo del Alto Comisionado de Naciones Unidas para el Refugiado (ACNUR) y teniendo en cuenta que Grecia deberá asumir la mitad de esa capacidad de acogida.
Grecia aumentará su capacidad de recepción en 30.000 plazas "antes de que acabe el año" y contará con el apoyo de ACNUR para sumar "al menos 20.000" plazas adicionales más adelante, según ha anunciado el presidente de la Comisión Europea, Jean-Claude Juncker, al término de una cumbre en formato reducido en la que han participado 13 países de la región.
"No es posible que en la Europa de 2015, estas personas tengan que dormir en campos con temperaturas muy bajas", ha advertido Juncker, que ha señalado la obligación de ofrecer un "trato humano" a los demandantes de asilo que huyen de conflictos como el de Siria.
"Las imágenes de estos días no se corresponden con los valores en los que creemos", ha añadido en la misma rueda de prensa la canciller alemana, Angela Merkel.
El Alto Comisionado de Naciones Unidas para el Refugiado, António Guterres, ha celebrado el consenso logrado por los líderes de la región y ha reconocido la "preocupación" por la llegada del invierno y las bajas temperaturas, mientras siguen llegando de manera "caótica" los refugiados a la UE.
En una declaración de 17 puntos, los líderes se han comprometido además a designar agentes de contacto en sus gabinetes para informar e intercambiar la información de inmediato. La Comisión Europea se servirá de estos datos para realizar una evaluación "semanal" de los progresos logrados.
También se desplegarán 400 agentes de Policía y equipos básicos en Eslovenia para ayudar al país en el control de su frontera exterior, pero se hará a través de apoyos "bilaterales" de otros socios, y no mediante los equipos de intervención rápida (RABIT) que activa la Agencia europea de control de fronteras exteriores (Frontex), como se planteó inicialmente.
Los países, además, asegurarán el registro de todos los inmigrantes que lleguen a su territorio, "con un máximo uso de datos biométricos", dice la declaración final, y se esforzarán por agilizar las deportaciones de los inmigrantes que no logren el estatus de refugiado o asilado.
La cita, que concluyó en la medianoche del domingo al lunes, la convocó Juncker por petición de Merkel, según ha explicado el propio jefe de la Comisión Europea. Además de Alemania, participaron otros nueve Estados miembros (Grecia, Eslovenia, Hungría, Croacia, Rumanía, Bulgaria, Austria, Países Bajos, y Luxemburgo) y Serbia, Albania y a la Antigua República Yugoslava de Macedonia.
Turquía, principal puerta de llegada de los demandantes de asilo que llegan de manera irregular a la UE, no fue invitado a la minicumbre, aunque el documento final hace varias menciones al país, en especial para subrayar la necesidad de concluir un acuerdo sobre el plan de acción de la UE para reforzar la cooperación con Ankara.
Entre los esfuerzos para una mejor gestión de los flujos migratorios figura una "utilización plena del potencial" que ofrece el acuerdo de readmisión entre Turquía y la UE y la hoja de ruta para la liberalización de visados, añade el texto.
MÁS DIÁLOGO Y COOPERACIÓN
Los jefes de Estado y de Gobierno de los países participantes mostraron sus discrepancias en sus declaraciones a la llegada a la reunión, muchos señalando a Grecia como responsable por la entrada sin control de demandantes de asilo sin identificar al resto de la UE. Los reproches cruzados de los últimos días entre los gobiernos de países como Croacia y Eslovenia también complicaron el diálogo.
"Europa no se construye unos contra otros, Europa se construye unos junto a otros", ha advertido Juncker al término de la negociación. Bruselas ha insistido durante las negociaciones en la urgencia de contar con una "red operativa de comunicación" que afianzara la confianza y cooperación mutua entre los países de la región.
Finalmente, la declaración pactada por los líderes recoge el compromiso de no tomar decisiones unilaterales que puedan afectar a los países vecinos y apuesta por "disuadir el movimiento de refugiados o inmigrantes a la frontera de otro país de la región sin informar a los países vecinos".
Así, desaparece del texto la fórmula inicialmente propuesta por el Ejecutivo comunitario, en la que se pedía "abstenerse de facilitar el paso" de estos refugiados a la frontera de otro país sin el consentimiento de ese Estado y se dejaba claro que "una política de traspaso de refugiados a un país vecino no es aceptable".