MADRID, 25 Jun. (EUROPA PRESS) -
Pakistán va a hacer cambios a su presupuesto para el próximo año fiscal para apaciguar las preocupaciones del Fondo Monetario Internacional (FMI) sobre los impuestos.
La nación planea introducir nuevos impuestos y aumentar los ingresos en 215.000 millones de rupias (unos 700 millones de euros) a 9,4 billones de rupias después de tres días consecutivos de conversaciones con el FMI, según ha informado el ministro de Finanzas de Pakistán, Ishaq Dar, y lo ha recogido la agencia Bloomberg.
A principios de este mes, el gobierno del primer ministro Shehbaz Sharif presentó el plan de gasto anual que tenía como objetivo equilibrar el impulso del crecimiento económico con las condiciones austeras impuestas por el FMI para reactivar un programa de rescate de 6.700 millones de dólares (unos 6.000 millones de euros). Ha decidido revisar y reducir los gastos en 85 mil millones de rupias, según el ministro de finanzas.
El FMI planteó objeciones a algunas de las propuestas, diciendo entonces que las políticas fiscales en el presupuesto no ampliaban la base de ingresos y que una amnistía iba en contra de la "agenda de condicionalidad y gobernabilidad" del programa de rescate.
Sharif se reunió esta semana con la directora gerente del FMI, Kristalina Georgieva, y se comprometió a tomar medidas adicionales con el fondo para mejorar el presupuesto. Pakistán está haciendo un esfuerzo final para revivir su programa, ha dicho Dar.
Pakistán ahora espera obtener al menos 1.1 mil millones de dólares (mil millones de euros) de fondos del fondo antes de que su programa actual expire el 30 de junio. En el último año, el gobierno aumentó los impuestos y los precios del combustible y alivió el control sobre el tipo de cambio.
La nación ha elevado el tope del impuesto sobre el combustible a 60 rupias por litro desde las 50 rupias por litro que estaban aplicadas, una medida de ingresos clave para el FMI, ha explicado Dar. Las autoridades también eliminaron las restricciones a las importaciones un día antes.
La nación del sur de Asia se enfrenta a una crisis financiera con una inflación récord, una moneda que se ha debilitado un 30% en un año y reservas de divisas que se han reducido a solo un mes de importaciones.