Papa Francisco en Paraguay
JORGE ADORNO / REUTERS
Actualizado: lunes, 13 julio 2015 2:32


ASUNCIÓN, 13 Jul. (Reuters/EP) -

El Papa Francisco se ha despedido este domingo de los feligreses de Sudamérica pidiendo a los jóvenes que "hagan lío" pero ayuden después a limpiar el desorden, en el último día de una gira en la que abogó por los pobres y marginados, fustigó la corrupción y condenó el capitalismo salvaje.

Francisco visitó Ecuador y Bolivia antes de concluir su periplo en el conservador Paraguay, el país con mayor porcentaje de católicos en Latinoamérica en el que la Iglesia mantiene una gran influencia en todos los ámbitos.

Más de un millón de personas se congregaron en un campo de la Fuerza Aérea cubierto de lodo en el que el Pontífice ofició su última ceremonia religiosa antes de regresar a Roma. En la misma, pidió a todos abrir los corazones al prójimo.

Poco después mantuvo un emotivo encuentro con miles de jóvenes en el centro de la capital, desde donde animó a los jóvenes a avanzar con esperanza y fortaleza pese a las adversidades.

"Hagan lío, pero también ayuden a arreglar y a organizar el lío que hacen. Hagan lío y organícenlo bien. Un lío que nos dé un corazón libre, que nos dé solidaridad, un lío que nos dé esperanza", dijo Francisco.

El veloz paso del 'Papamóvil' por el memorial de un supermercado que se incendió hace once años dejando casi 400 muertos en el último tramo de la visita provocó el disgusto de quienes lo esperaban en el sitio para que compartiera más tiempo con ellos.

Un portavoz policial dijo a la televisión local que el automóvil del Papa ingresó por una calle distinta a la prevista y tuvo que continuar su marcha por motivos de seguridad.

UNIDOS EN LA ADVERSIDAD

Muchos fieles caminaron kilómetros bajo la llovizna para acceder al predio donde se celebró la misa el domingo, en medio de un fuerte dispositivo de seguridad con policías, bomberos y militares con armas largas.

"Estoy súper feliz de estar acá y estoy seguro de que el Papa va a hacer un milagro y me voy a curar", dijo Luis, un niño de diez años que sufre cáncer de pulmón y llegó desde la localidad Presidente Franco, a casi 400 kilómetros de Asunción.

El Papa encabezó la misa frente a un imponente retablo hecho por un conocido artista local con más de 30.000 espigas de maíz, mil calabazas y 200.000 pequeños cocos en los que los feligreses escribieron sus nombres o deseos para ser bendecidos.

En la ceremonia estuvieron presentes el presidente paraguayo, Horacio Cartes, y su homóloga de Argentina, Cristina Fernández de Kirchner, quien llegó al país el sábado al igual que miles de sus compatriotas. La mandataria subió al altar luego de la misa para saludar al Papa y entregarle un regalo.

Horas antes, el Papa visitó el Bañado Norte, un barrio pobre en la ribera del río Paraguay que se inunda periódicamente en esta época, donde saludó a ancianos y discapacitados y escuchó los problemas de sus habitantes.

Desde allí instó a sus pobladores, que son frecuentemente desplazados a plazas y veredas para vivir en improvisadas viviendas de madera, a mantenerse unidos para luchar por mejores condiciones de vida y trabajo.

"El mensaje más fuerte que puedo dar es esa fe solidaria. El diablo quiere que se peleen entre ustedes porque así los divide. Sigan adelante, no dejen que el diablo los divida", afirmó.

El Papa hizo una defensa de los pobres a lo largo de toda su gira por Sudamérica. El sábado en una reunión con representantes de la sociedad civil en Asunción, llamó a los líderes mundiales a buscar políticas que eviten el sacrificio de las personas en "el altar del dinero" y condenó la corrupción, a la que llamó "la gangrena del pueblo".

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