Raúl Castro
CARLOS BARRIA / REUTERS 
Actualizado: sábado, 16 abril 2016 9:08

La cúpula cubana dará continuidad a la incipiente reforma económica que comenzó en 2011

   MADRID, 15 Abr. (EUROPA PRESS) -

   El Partido Comunista de Cuba (PCC) celebra entre el sábado y el martes su séptimo congreso general, una oportunidad para revisar su estrategia política y económica en pleno proceso de normalización de las relaciones con Estados Unidos.

   El 16 de abril arranca un congreso general que esta vez sí cumplirá con la periodicidad establecida en los estatutos fundacionales, aprobados en 1965, que obligan a celebrar un cónclave nacional cada cinco años, algo que solo ha ocurrido en escasas ocasiones.

   El anterior congreso tuvo lugar en 2011, el primero con Raúl Castro en la Presidencia, a la que accedió tres años antes por los problemas de salud de su hermano Fidel, y, paradójicamente, éste podría ser el último porque el líder cubano ha anunciado su retirada para 2018.

    A la cita asistirán 1.000 delegados que han sido "elegidos democráticamente" a propuesta de "las bases" y en representación de la militancia del PCC y del pueblo cubano porque serán quienes diseñen la 'hoja de ruta' de la isla para el próximo lustro.

   En este millar delegados, un 43 por ciento serán mujeres y un 57 por ciento hombres. Además del reparto por géneros, será esencial el factor de la edad. Mientras que la cúpula del PCC ronda los 80 años, habrá un 55 por ciento de menores de 35 años, entre ellos Idaliena Diaz Casamayor, la más joven, con 27 años.

   A ellos se sumarán unos 280 invitados procedentes de las distintas ramas de la administración cubana, así como intelectuales y periodistas. Destaca la presencia de las llamadas misiones en el exterior --Venezuela, Bolivia, Ecuador, Brasil y Haití--, que contarán con 14 representantes.

   El trabajo se organizará en cuatro comisiones: una para discutir la conceptualización del modelo económico y político; otra para elaborar la estrategia para 2030; y otras dos de revisión, la primera para analizar la implementación de las decisiones adoptadas en el sexto congreso y la segunda para evaluar los progresos desde la Primera Conferencia Nacional.

   Estas cuatro comisiones desgranarán el informe central a lo largo de los dos primeros de días de congreso para presentar sus conclusiones al pleno el lunes, cuando el PCC fijará el texto de los llamados lineamientos generales.

MALESTAR INTERNO

   El séptimo congreso llega precedido de una polémica interna que incluso ha saltado a la prensa oficial: la falta de debate público de las recomendaciones que servirán de base para elaborar los lineamientos generales.

   "Han llegado a la redacción, por diversas vías, inquietudes de militantes del PCC --y también de no militantes-- que preguntan las causas de que en esta ocasión no se haya previsto un proceso de discusión popular", dijo el diario oficial 'Granma' en marzo.

   El periódico se ha sumado de alguna forma a esta leve crítica ensalzando la "manera ejemplar" en que se adoptaron los lineamientos generales de 2011, después de una amplia consulta en la que participaron casi nueve millones de personas en más de 160.000 reuniones en todo Cuba.

   En cambio, "se llega al séptimo congreso tras celebrar asambleas de balance de las organizaciones de base del PCC, así como de los comités municipales, provinciales" y central con la ayuda de "130 especialistas de alta calificación".

   "Mi insatisfacción radica en la ausencia de discusión de los documentos centrales, secretos hasta ahora", explicó Francisco Rodríguez, activista gay y periodista que forma parte de la militancia del PCC, en una carta abierta.

   Para 'Granma', "el hecho de que se expresen criterios o dudas no es en absoluto criticable, menos aún cuando provienen de personas genuinamente preocupadas por el trabajo del PCC y los destinos del país", sino "todo lo contrario: es muestra de democracia y participación".

A MEDIO CAMINO

   Si bien el sexto congreso supuso una auténtica revolución porque, en palabras del propio Raúl Castro, lanzó "una actualización del modelo económico llena de complejidades", se espera que el séptimo se limite a dar continuidad.

   "Más que desplegar a mitad de camino un nuevo proceso de debate, lo que corresponde es terminar lo iniciado, continuar la ejecución de la voluntad popular expresada hace cinco años y seguir avanzando por el rumbo que trazó el sexto congreso", apunta 'Granma'.

   La razón esencial es que la mayoría de las directrices fijadas en 2011 no se han seguido. Solo el 21 por ciento de los lineamientos generales se ha implementado, el 77 por ciento "está en proceso" y el dos por ciento "no se ha ejecutado por causas diversas".

   "Siempre estuvo claro que no sería fácil porque no se trata de un experimento en un laboratorio aséptico, sino de cardinales transformaciones a escala social bajo las premisas inviolables de no aplicar las socorridas terapias de 'shock' de los países capitalistas ni dejar a nadie abandonado a su suerte", subraya el rotativo del PCC.

   La tímida apertura económica que se prometió hace cinco años todavía no ha llegado para muchos cubanos. Para Martín, un agricultor de la provincia de Artemisa, las anunciadas reformas en el campo han sido "una farsa" porque el acceso a las semillas e insumos y la distribución de los productos siguen estando controlados por el Gobierno.

NUEVO HORIZONTE

   La materialización de los lineamientos generales del sexto congreso se ha visto obstaculizada por una crisis económica que tiene su última expresión en la caída internacional de los precios del petróleo, base de la máquina venezolana que alimenta a Cuba.

   Es en este contexto donde muchos sitúan el inicio del diálogo entre Washington y La Habana para derribar el último muro de la Guerra Fría en América Latina, en la acuciante necesidad del Gobierno de Raúl Castro de conseguir otro socio capitalista.

   El presidente estadounidense, Barack Obama, ha hecho uso de sus facultades ejecutivas para suavizar el bloqueo comercial, económico y financiero impuesto a Cuba en 1962, pero ha asumido que no podrá levantar el embargo antes de abandonar la Casa Blanca, en enero de 2017, porque para eso necesita la complicidad del Congreso.

   Las escasas medidas que la Administración Obama ha puesto en marcha proporcionan, sin embargo, una nueva perspectiva a los planes aperturistas de Castro. Numerosas empresas estadounidenses han mostrado su interés en desembarcar en Cuba y los turistas norteamericanos comienzan a inundar sus calles.

LEVE RENOVACIÓN

   El séptimo congreso servirá también para renovar la cúpula del PCC. El lunes se presentará, analizará y votará a los candidatos del todopoderoso Comité Central y en la sesión de clausura, prevista para el martes, se darán a conocer.

   Una de las claves de la reunión de este año es vislumbrar la trayectoria interna que seguirán los miembros destacados del PCC, especialmente del primer vicepresidente, Miguel Mario Díaz-Canel, que suena como favorito para suceder a Castro en 2018.

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