LA MECA/LONDRES, 1 Sep. (Reuters/EP) -
El Gobierno de Irán ha permitido este año que sus ciudadanos vuelvan a realizar el Haj o la peregrinación anual a la ciudad sagrada de La Meca, situada en Arabia Saudí, después de dos años de ausencia por las continuas tensiones entre ambos países, que se disputan el liderazgo regional.
Es la primera vez que los peregrinos iraníes regresan a La Meca desde 2015, cuando las tensiones entre ambos países alcanzaron su punto más delicado por la falta de transparencia en torno al letal accidente por el choque de dos columnas de peregrinos en una intersección, que dejaron una cifra aún indeterminada de muertos, entre ellos muchos iraníes.
El líder supremo de Irán, el ayatolá Alí Jamenei, ha dicho que los iraníes nunca olvidarán esa "catástrofe", pero el presidente, Hasán Rohani, ha sugerido que una peregrinación sin incidentes podría contribuir a solucionar otras cuestiones que siguen enfrentando a los dos estados.
Hasta ahora, los peregrinos iraníes han expresado su satisfacción. "Para ser sincero, los saudíes están haciendo un gran trabajo, trabajando duro para ofrecer un buen servicio", ha afirmado Pir Hossein Kolivand, jefe del Servicio Médico de Emergencias de Irán.
"El episodio de 2015 ocurrió debido a una mala organización, pero parece que Arabia Saudí lo ha arreglado", ha añadido. Los peregrinos iraníes han participado en la simbólica 'lapidación del diablo' este viernes sin que se produjera ningún disturbio, ha señalado.
De hecho, la 'lapidación del diablo' es el momento más peligroso durante la peregrinación porque consiste en lanzar piedras que los peregrinos han ido recogido durante el camino y en ella se ve envuelta una enorme multitud, ha explicado un periodista iraní.
Más de 2,3 millones de peregrinos participan en los cinco días de ceremonias, una cita religiosa a la que debe acudir todo musulmán al menos una vez en su vida, siempre y cuando pueda permitirse el viaje.
Rohani ha explicado que Teherán ha decidido volver a enviar peregrinos a La Meca porque Arabia Saudí ha garantizado su seguridad. Ha admitido que aún no confía en el Gobierno saudí, pero al mismo tiempo ha indicado que espera que este punto de inflexión sirva de ayuda.
"Si nuestros peregrinos regresan satisfechos y si el comportamiento de Arabia Saudí se mantiene dentro de las pautas religiosa e internacionalmente aceptables, creo que se dará la situación idónea para resolver estas diferencias", ha agregado.
La relación entre el Gobierno chií de Irán y el Gobierno suní de Arabia Saudí se encuentra en su peor momento desde hace años. Teherán y Riad se acusan mutuamente de violar la seguridad regional y apoyar a enemigos del otro en los conflictos en los que están involucrados: las guerras en Siria, Irak y Yemen.
Varios manifestantes iraníes asaltaron la Embajada de Arabia Saudí en Teherán en enero de 2016, después de que un importante clérigo chií fuese ejecutado en el reuni suní, lo que llevó al régimen de los ayatolás a cerrar la misión diplomática.
En el último episodio de la crisis bilateral, Arabia Saudí y varios estados árabes rompieron relaciones con Qatar el pasado 5 de junio por su presunto apoyo a grupos terroristas y por favorecer la agenda política de Irán.