MADRID, 29 Ene. (EUROPA PRESS) -
El periodista palestino Muhamad al Qiq, quien se encuentra en huelga de hambre desde hace 65 días para protestar contra su detención en Israel, ha dicho no estar sorprendido por la decisión del Tribunal Supremo de aplazar su decisión sobre su liberación.
El abogado de Al Qiq, Jawad Bulos, ha confirmado que su defendido continuará con su huelga de hambre hasta ser liberado o morir en prisión, tal y como ha recogido la agencia palestina de noticias Maan.
Bulos alertó el lunes de que el periodista está "al borde de la muerte" a causa de su huelga de hambre contra su detención administrativa, una figura que permite a las autoridades israelíes mantener bajo custodia indefinidamente a un sospechoso sin presentar cargos ni iniciar un proceso judicial.
Desde la Comisión de Asuntos de Detenidos y Exdetenidos de la Autoridad Palestina, su director, Issa Qaraqe, ha acusado a Israel de "imprudencia e indiferencia" del Gobierno israelí, que quiere "dejarle morir".
Al Qiq está en huelga de hambre desde el 25 de noviembre. La semana pasada, Amnistía Internacional denunció presiones y maltratos contra Al Qiq. "Las autoridades israelíes deben cesar de inmediato el tratamiento médico no consensuado y otras medidas de castigo impuestas al periodista palestino Muhammed al Qiq", apuntó la organización en un comunicado.
El grupo aseguró que "las autoridades han adoptado varias medidas para presionarle para que ponga fin a la huelga de hambre, lo que supone una violación de la prohibición de las torturas y otros maltratos".
Al Qiq, de 33 años, vio prorrogada su detención el pasado 30 de diciembre por decisión de un juez israelí y el 17 de enero se rechazó una apelación interpuesta contra su detención.
No se han presentado cargos, pero el Tribunal Militar de Ofer considera que es responsable de "incitación al odio", que trabaja para un medio de comunicación vinculado a Hamás y que supone "una amenaza para la seguridad de la zona".
DENUNCIAS POR TORTURAS
Además, Amnistía pidió que se investiguen las denuncias por torturas presentadas por el periodista, quien asegura que durante dos semanas fue interrogado por el Shin Bet, los servicios secretos israelíes para Israel y los territorios palestinos ocupados.
Asociaciones palestinas y el propio abogado de Al Qiq denuncian los maltratos a los que fue sometido durante el interrogatorio. "Fue colocado en una posición conocida como la banana --con la espalda sobre una silla y atado de pies y manos por debajo de la misma--, atado en una posición forzada a una silla durante 15 horas en las que sufrió violencia sexual por parte de los interrogadores.
"Éstos le dijeron que no vería a su familia durante mucho tiempo a menos que confesara los delitos de los que se le acusan", denuncia la asociación de defensa de los presos Adameer, respaldada por el propio abogado de Al Qiq.
A finales de diciembre fue trasladado a un hospital debido al deterioro de su salud y la ONG israelí Sanitarios por los Derechos Humanos Israel ha revelado que se le está medicando forzosamente.
"Al Qiq estaba atado a la cama y los celadores le sujetaban mientras el personal sanitario le inyectaba. Pasó cuatro días atado a la cama, con la sonda funcionando pese a que pedía insistentemente su retirada", ha revelado Sanitarios por los Derechos Humanos Israel.
En julio de 2015 Israel aprobó una ley que permite la alimentación forzosa de presos en huelga de hambre si su vida corre peligro, una práctica considerada contraria al Derecho Internacional Humanitario.