Una zona residencial de Odesa (Ucrania) bombardeada en un ataque ruso - -/Ukrinform/dpa
MADRID 18 Nov. (EUROPA PRESS) -
El visto bueno del Gobierno de Estados Unidos para que las Fuerzas Armadas de Ucrania puedan utilizar misiles del Sistema de Misiles Tácticos del Ejército (ATACMS, por sus siglas en inglés) abre para las tropas ucranianas un nuevo abanico de potenciales objetivos, en concreto más de 200 instalaciones militares situadas en territorio de Rusia.
Los ATACMS alcanzan velocidades supersónicas y tienen un radio de alcance de hasta 300 kilómetros de distancia, por lo que el presidente ucraniano, Volodimir Zelenski, venía reclamando no sólo recibirlos sino también poder utilizarlos para lanzar ataques en suelo ruso, dentro de una estrategia con la que busca al menos contener la ofensiva en el este de Ucrania.
En este sentido, Kiev varió hace meses su estrategia militar para incrementar sus ataques sobre territorio ruso e incluso lanzó una incursión terrestre en la región de Kursk.
Los ATACMS pueden transportar una ojiva con más de 200 kilos de explosivo o bombas de racimo, un tipo de armamento este último del que Estados Unidos tendría un amplio arsenal habida cuenta de las críticas generalizadas sobre su uso por los efectos indiscriminados que esta munición provoca a corto y largo plazo sobre la población civil.
El Instituto para el Estudio de la Guerra (ISW, en inglés) estimó en un informe publicado el pasado mes de agosto que Rusia tenía a menos de 300 kilómetros de la frontera con Ucrania al menos 245 objetivos militares o paramilitares. Dentro de esta lista, que no es definitiva porque podría haber otros objetivos ocultos, figuran 16 bases aéreas.
Además, las fuerzas ucranianas disponen también de lanzaderas para disparar los ATACMS, ya que pueden utilizar los Sistemas de Cohetes de Artillería de Alta Movilidad (HIMARS), que Estados Unidos comenzó a enviar ya en 2022, el año del inicio de la invasión, según informa el periódico norteamericano 'The Washington Post'.