WASHINGTON 6 Feb. (Reuters/EP) -
Estados Unidos y sus aliados están, probablemente, a semanas o incluso a meses de lanzar una nueva campaña militar contra posiciones del autodenominado Estado Islámico en Libia, a pesar de las crecientes preocupaciones ante la expansión del grupo en el territorio y de sus ataques contra infraestructuras petroleras, según altos cargos estadounidenses.
El Pentágono ha advertido en las últimas semanas de los peligros que supone el crecimiento de este grupo insurgente en Libia. Washington está desarrollando varias opciones militares, que se debatirán en una reunión la próxima semana entre el presidente, Barack Obama, y sus principales asesores en materia de seguridad.
Entre estas opciones se baraja la posibilidad de incrementar los ataques aéreos, desplegar soldados de las fuerzas operacionales especiales y entrenar a los militares libios, según altos cargos que han preferido mantenerse bajo el anonimato.
No obstante, estas fuentes han asegurado que todavía hay muchos obstáculos en el camino hacia una mayor participación de Estados Unidos en suelo libio. La mayor es la formación de un Gobierno libio unificado lo suficientemente fuerte como para poder pedir y acomodar la asistencia militar extranjera.
Llevar a algunos aliados a la mesa también puede requerir un nuevo mandato de Naciones Unidas, aseguran. "Aún no estamos allí", ha indicado uno de los altos cargos. Él y su compañero han advertido de que es demasiado pronto para estimar cuándo comenzará la acción militar, pero ha recordado que puede llevar semanas o incluso meses.
"Hasta donde yo sé, no hay una clara intención de avanzar con la acción militar. Se está pensando mucho, se está planeando mucho", ha indicado un diplomático occidental.
CADA VEZ MÁS PREOCUPANTE
Tanto Europa como Estados Unidos han descrito la presencia de Estado Islámico en Libia como cada vez más preocupante, aunque no a la escala de lo que ocurre en Irak o Siria.
Las fuerzas del autodenominado Estado Islámico han atacado infraestructuras petroleras en Libia y han tomado el control de la localidad de Sirte, aprovechando el vacío de poder que existe en el país desde que los dos gobiernos rivales comenzaron su lucha por la supremacía.
Se estima que hay de 3.000 a 6.000 combatientes del Estado Islámico en Libia. Estos altos cargos han mostrado abiertamente su preocupación ante la posibilidad de que el grupo pueda usar su refugio en Libia para aliviar la presión de los ataques aéreos y de las fuerzas locales contra su base local en Siria e Irak.