MADRID 3 May. (EUROPA PRESS) -
Los planes para el retorno de miles de desplazados durante la guerra entre 2020 y 2022 en el estado etíope de Tigray, uno de los conflictos más sangrientos de la historia reciente del país africano, han vuelto a alimentar las tensiones en zonas del sur y el oeste del estado, parcialmente ocupadas ahora por grupos armados del vecino estado de Amhara.
La situación ahora mismo en Tigray está en manos de una administración en funciones tras la firma en 2022 del acuerdo de paz de Pretoria (Sudáfrica) que puso fin a la guerra del Ejército etíope contra la anterior administración del estado, el Frente Popular para la Liberación de Tigray (TPLF); un conflicto que dejó entre 100.000 y 600.000 muertos y una profunda herida abierta en la región.
Milicias de Amhara, apoyo del Ejército etíope en las hostilidades, denunciaron que había sido excluida de las conversaciones de paz y reivindicaron su dominio en zonas históricas disputadas de Tigray cuyo control acabaron adquiriendo aprovechando su participación en el conflicto --como Alamata Ofla y Zata--.
A mediados del mes pasado, el vicepresidente de la nueva administración tigruña, Tadese Werede, exigió públicamente al Gobierno federal etíope que desmantelara la "ocupación" amhara en el sur y el oeste de Tigray, el principio de esporádicas hostilidades entre presuntas fuerzas de Tigray con estas milicias de Amhara que desembocaron, según Naciones Unidas, en el desplazamiento de más de 50.000 personas.
El presidente en funciones de Tigray, Getachew Reda, achacó el conflicto en estas zonas a "enemigos del acuerdo de paz", sin dar nombres, pero fuentes locales aseguran a medios como el portal Borkena que se trata de combatientes del TPLF, en busca de la recuperación de estos territorios que describen como ocupados. El Gobierno federal se ha comprometido a organizar un referéndum sobre el estatus de estas zonas para dilucidar si pertenecen a Tigray o Amhara, pero milicias amáricas tan destacadas como las Fano ya han rechazado de pleno este plebiscito.
Este mismo jueves, Werede aseguró que había alcanzado un acuerdo con el Gobierno etíope para el retorno de todos los desplazados tigriña durante la guerra de 2020 a 2022, que se cuentan por decenas de miles, y espera que cualquier "parálisis" sobre el conflicto "quede resuelto la primera semana de julio", recoge el Addis Standard.
En respuesta, uno de los portavoces de las fuerzas de Amhara en Tigray, Chalachew Abay, ha asegurado a Ethiopian Media Services que las declaraciones de Werede solo alimentan el conflicto y ha reiterado que estas zonas de Tigray son parte indisociable de Amhara. "La gente de la zona se está preparando para una nueva guerra con el TPLF", ha avisado en comentarios recogidos por también por el portal Borkena.