MADRID, 14 Dic. (EUROPA PRESS) -
Afganistán vive inmerso en una "avalancha de hambre" que, para el Programa Mundial de Alimentos (PMA), no tiene precedentes desde que esta agencia de la ONU en varias décadas, fruto de una crisis que terminó de agravarse en agosto con la toma del poder por parte de la insurgencia talibán.
El PMA ha entregado ayuda a más de 15 millones de afganos en lo que va de año, con siete millones de personas asistidas solo durante el mes de noviembre. Para 2022, se ha marcado como objetivo ayudar a más de 23 millones de personas.
Con el invierno a la vuelta de la esquina, la inflación disparada y las formas de vida de gran parte de la población prácticamente desaparecidas, "Afganistán se enfrenta a una avalancha de hambre y miseria", en palabras de la directora del PMA en el país, Mary-Ellen McGroarty.
Las necesidades a corto plazo son "enormes". "Tenemos mucho que hacer para impedir que esta crisis se convierta en una catástrofe. Necesitamos urgentemente 220 millones de dólares al mes en 2022", ha reclamado McGroarty en un comunicado.
Una encuesta telefónica de PMA permitió constatar recientemente que el 98 por ciento de los afganos no ingieren toda la comida que necesitan, muy por encima del 17 por ciento registrado en agosto. Nueve de cada diez familias compran comida más barata, ocho de cada diez comen menos y siete de cada diez piden alimentos.