MADRID, 2 Jul. (EUROPA PRESS) -
El Programa Mundial de Alimentos (PMA) ha triplicado su asistencia para la región de Ituri, en el noreste de República Democrática del Congo (RDC), donde una reciente ola de violencia interétnica ha provocado una ola de desplazados, que se suma a la presencia del ébola en la zona.
Según la agencia de la ONU, RDC se enfrenta a la peor crisis alimentaria a nivel mundial, solo por detrás de Yemen. En Ituri, donde los recientes ataques se han cobrado al menos 160 muertos, el PMA tiene previsto asistir a 300.000 personas, triplicando los desplazados internos a los que apoya con comida y dinero en efectivo.
El portavoz del PMA, Hervé Verhoosel, ha advertido desde Ginebra que "la gente está muriendo de hambre o, la desnutrición es tal que se están muriendo". Aunque no existen datos precisos sobre el número total de muertes por hambre en la región, ha añadido, a nivel nacional hay 13 millones de personas en inseguridad alimentaria, entre ellas 5 millones de niños gravemente desnutridos.
La situación se ha visto deteriorada por el aumento de los enfrentamientos entre los pastores hema y los agricultores lendu, lo que ha provocado el desplazamiento de la población y una subida de los precios.
"Esta crueldad sin sentido se produce justo en el momento de la cosecha y los nuevos desplazados se han visto obligados a abandonar sus casas en las zonas rurales con muy poco o nada", ha destacado Verhoosel.
"Muchas víctimas de este aumento de la violencia están desnutridas y se han visto obligadas a moverse numerosas ocasiones, buscando seguridad en centros urbanos y en los bosques", ha explicado el portavoz del PMA.
Según el Alto Comisionado de la ONU para los Refugiados (ACNUR), la violencia interétnica provocó el desplazamiento de 300.000 personas en el último mes, mientras que unas 7.500 cruzaron hacia la vecina Uganda a través del lago Alberto.
Por otra parte, Ituri es junto a Kivu Norte una de las dos provincias afectadas por el peor brote de ébola registrado hasta la fecha en RDC. Hasta el momento, más de 1.500 personas han muerto y la enfermedad dista de estar controlada.