MADRID, 9 (EUROPA PRESS)
Al menos cinco personas han muerto a causa de los disturbios que se han desatado este miércoles en Kenia después de que el líder opositor Raila Odinga denunciara que los resultados oficiales de las elecciones presidenciales que se celebraron el pasado martes se manipularon para garantizar la victoria del actual mandatario, Uhuru Kenyatta.
En Mathare, un barrio chabolista de Nairobi con dominio opositor, decenas de personas se han echado a las calles para protestar contra el supuesto fraude electoral. Los manifestantes, algunos armados con palos, han levantado barricadas incendiadas y la Policía ha respondido con gases lacrimógenos y fuego real. De acuerdo con la agencia de noticias Reuters, una de las balas ha alcanzado a un manifestante, que ha muerto en el acto.
Por otro lado, en el condado de Kisi, en el sur de Kenia, otro hombre ha muerto por los disparos de un agente de Policía cerca de un centro de votación. "Nuestro colega ha muerto a plena luz del día sin razón ninguna", ha dicho Evans Okemwa, testigo de los hechos, en declaraciones al diario local 'Daily Nation'.
Según su versión, el agente le disparó por la espalda e inmediatamente fue detenido por sus compañeros del cuerpo de seguridad. El jefe policial Abdi Hassan, a cargo de este centro de votación, ha confirmado que está bajo custodia. "Estamos investigando las circunstancias que llevaron a la muerte de este hombre", ha indicado.
Por otra parte, una persona ha muerto tras ser atacada con un machete en un centro de recuento de votos del condado de Río Tana, donde la respuesta de la Policía se saldó también con el fallecimiento de dos presuntos agresores. La víctima trabajaba para el partido opositor Jubileo, según un testigo citado por Reuters.
En Kisumu, una ciudad portuaria del oeste de Kenia, se han repetido los disturbios. "Si no hay Raila, no hay paz", han gritado los seguidores de Odinga, que también han levantado barricadas incendiadas y han lanzado piedras contra los agentes. La Policía, por su parte, ha empleado gases lacrimógenos y fuego real para dispersarlos.
Estos altercados hacen temer una ola de violencia como la que se desató tras las elecciones presidenciales de 2007, cuando Odinga perdió frente al entonces dirigente, Mwai Kibak. En solo dos meses, más de mil personas murieron y 600.000 tuvieron que abandonar sus hogares.
FRAUDE ELECTORAL
Odinga ha denunciado este miércoles que el sistema informático de la Comisión Electoral sufrió un ciberataque que permitió "manipular" las elecciones presidenciales. "Algunas personas han hecho un audaz intento de anular el poder de los kenianos para elegir a sus líderes", ha afirmado en una rueda de prensa.
El candidato opositor ha explicado que el ataque electoral comenzó cuando mataron a Chris Msando, un trabajador del departamento informático de la Comisión Electoral que fue asesinado apenas una semana antes de los comicios presidenciales. De acuerdo con el líder opositor, el objetivo de este crimen era hacerse con sus claves de acceso.
Gracias a la información que manejaba Msando, los 'cerebros' de este ciberataque habrían conseguido entrar en el sistema informático de la Comisión Electoral e introducir un algoritmo para generar una brecha de once puntos entre Kenyatta y Odinga. "Con eso se aseguraron de que los votos registrados no se reflejarían", ha lamentado.
"En solo doce horas, este ataque contra nuestra democracia afectó a las elecciones presidenciales en los 47 condados (que forman Kenia)", ha afirmado y, en consecuencia, ha rechazado los resultados oficiales y la validez de los comicios del 8 de agosto.
En un paso más, Odinga ha exigido el cese de Kenyatta. Ya lo hizo en las elecciones anteriores, celebradas en 2013, por un supuesto fraude electoral, si bien finalmente la Justicia keniana desestimó su denuncia y ratificó la victoria del entonces candidato oficialista.
Según el último boletín de la Comisión Electoral, con el 85 por ciento del escrutinio completado, Kenyatta sigue a la cabeza, con un 54,8 por ciento de los votos, frente al 44,3 por ciento que adjudica a Odinga. En cambio, los datos difundidos por el disidente keniano en Twitter le conceden un millón de votos más que al presidente.
Por su parte, la Comisión de Derechos Humanos de Kenia, una ONG local, ha respaldado la denuncia de Odinga asegurando que ha encontrado algunas discrepancias entre los resultados provisionales y los papeles firmados en los centros de votación por los representantes de los partidos políticos.
La Comisión ha citado cinco ejemplos, entre ellos un centro de votación en el condado de Nandi (oeste) donde, conforme a las autoridades electorales, se rechazaron 439 votos y, de acuerdo con dichos papeles, solo hubo cuatro votos rechazados.
INVESTIGACIÓN EN MARCHA
El presidente de la Comisión Electoral, Ezra Chiloba, ha negado que el sistema hubiese sufrido un ciberataque y ha aclarado que la transmisión de datos discurría por una vía diferente a la atacada por 'hackers'. En este sentido, ha rechazado interferencias externas que pudiesen haber comprometido los datos.
El ministro de Interior, Fred Matiangi, ha pedido a los kenianos que sigan con su rutina diaria. "Quiero asegurar a nuestros conciudadanos que nuestro país es seguro", ha dicho y ha atribuido los "rumores" sobre disturbios a una "agresiva actividad" en las redes sociales. "No es verdad", ha sostenido.
El propio Odinga ha hecho un llamamiento a la calma durante la rueda de prensa, pero al mismo tiempo ha subrayado que no puede controlar a su "gente".