ANKARA 28 Ago. (Reuters/EP) -
La Policía ha lanzado gases lacrimógenos y cañones de agua para dispersar a las 200 personas que se han manifestado en el centro de Estambul contra el ya presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, coincidiendo con su ceremonia de investidura.
Unos 200 manifestantes se han concentrado en el distrito de Taksim entonando cánticos y llevando pancartas contra Erdogan. "La Presidencia no puede lavar la corrupción o el robo", han dicho, de cuerdo con la prensa turca.
Esta protesta ha coincidido con la toma de posesión de Erdogan. "En mi capacidad de presidente, juro por mi honor y reputación ante la gran nación turca y ante la historia salvaguardar la existencia e independencia del estado", ha dicho ante el Parlamento.
Durante su discurso, ante varios líderes de la región, Erdogan ha querido destacar, ya como jefe de Estado, que "el camino de Turquía hacia la Unión Europea, que es un objetivo estratégico, seguirá siendo decisivo".
Erdogan ha sido despedido con un saludo militar antes de dirigirse a depositar una corona ante el mausoleo de Mustafá Kemal Ataturk, fundador de la Turquía moderna, en uno de los símbolos más importantes de la república laica.
Momentos después de prestar juramento, Erdogan ha designado al primer ministro saliente, Ahmet Davutoglu, como primer ministro en funciones, según un anuncio publicado en la gaceta oficial. Davutoglu supervisará el actual gabinete hasta que Erdogan le encargue la formación de uno nuevo, que se espera que se anuncie mañana.
BOICOT DE LA OPOSICIÓN
Los parlamentarios del principal partido opositor, el CHP, han abandonado la sala momentos antes de que Erdogan prestara juramento, mientras que el líder del partido, Kemal Kilicdaroglu, ha boicoteado todo el acto, acusando al nuevo presidente de violar la Constitución por seguir como primer ministro tras su victoria en las elecciones.
"Ahora estamos más preocupados que nunca sobre un régimen autocrático de un solo hombre en Turquía", ha reconocido el diputado del CHP Aykan Erdemir en declaraciones a Reuters.
La victoria de Erdogan en las primeras elecciones presidenciales directas culmina más de una década como primer ministro en la que la economía se ha triplicado y el país se ha ganado un mayor papel, aunque a veces controvertido, en el escenario político de Oriente Próximo.
Sus detractores advierten de que su ambición para establecer un sistema ejecutivo presidencial concentrará demasiado poder en manos de un líder con instintos autocráticos y llevará al país candidato a entrar en la UE a alejarse aún más de los ideales laicos de Ataturk.