MANILA 18 Ago. (Reuters/EP) -
La Policía de Filipinas ha sido presionada este viernes a explicar la muerte de un estudiante de 17 años, Kian Loyd de los Santos, en el marco de la guerra contra las drogas puesta en marcha en 2016 por el presidente del país, Rodrigo Duterte, que ya ha dejado esta semana al menos 80 muertos a manos de las fuerzas de seguridad del Estado.
Varios canales de televisión filipinos han transmitido un vídeo que muestra a dos hombres llevando al estudiante al lugar en el que más tarde se ha encontrado su cadáver, en el distrito de Calocan, localizado en el noreste de la capital filipina, poniendo en duda el informe oficial sobre su muerte en el que se manifiesta que se le disparó porque él abrió fuego primero contra un policía.
Diferentes testigos han declarado al canal de televisión ABS-CBN que el adolescente no tenía ninguna pistola y que fueron los policías los que le dieron un arma y le pidieron que disparase y saliese corriendo.
El jefe de la Policía Nacional, Ronald de la Rosa, ha declarado que si el estudiante no hubiese sido una amenaza, no se le hubiese disparado.
"Piénselo, es sólo un niño. ¿Qué hubiera pasado si fuese su hermano?", ha dicho en GMA TV. "Lo investigaremos, se lo aseguro", ha concluido De la Rosa.
Oscar Albayalde, jefe de la Policía de la región metropolitana de Manila, ha manifestado que los tres policías que estaban involucrados han sido destituidos y que se va a iniciar una investigación sobre el incidente.
UNA SEMANA SANGRIENTA
La Policía ha matado al menos a 13 personas en Manila durante la tercera noche de la nueva ofensiva del Gobierno de Duterte contra los delitos relacionados con las drogas, en el contexto de una de las semanas más sangrientas que ha vivido el país, que ha dejado 80 muertos hasta ahora, según han informado medios filipinos y testigos de Reuters.
A principios de esta semana, 67 personas han sido abatidas y más de 200 han sido arrestadas en Manila y alrededores, en el marco de una operación que la Policía describe como "una vez y a lo grande" para frenar los delitos callejeros y relacionados con las drogas.
A principios de esta semana, 67 personas murieron y más de 200 fueron detenidas en Manila, la capital de Filipinas, así como varias provincias adyacentes, en lo que los agentes han denominado un "gran momento" para acabar con los delitos relacionados con el consumo de estupefacientes en el país.
El término ha sido utilizado por las fuerzas de seguridad para describir las operaciones llevadas a cabo en diferentes distritos con una alta tasa de criminalidad, principalmente en barrios marginales.
Las operaciones policiales contra las drogas se han saldado con miles de muertos desde que Duterte ganó las elecciones en 2016.
"NO ES LA SOLUCIÓN"
La vicepresidenta del país, Leni Robredo, que forma parte de la oposición, ha condenado la guerra contra las drogas y el aumento de las muertes. Ha hecho referencia a la situación como "algo por lo que estar indignado".
Varios senadores han mostrado este viernes su preocupación sobre el aumento del número de muertes, y han pedido una investigación imparcial.
"Matar a la gente pobre y sin poder no es la solución al problema de las drogas, en un país en el que se introducen toneladas de metanfetaminas", ha manifestado en un informe el senador Francis Pangilinan.
Un aliado del presidente, el senador Jose Victor Ejercito, ha declarado que "le preocupa que el aumento de las muertes tenga que ver con la actuación de bandas irregulares de policías, que se puedan respaldar en que el presidente va a protegerles".
Duterte ha indicado esta semana que aprueba el incremento de las muertes, argumentando que es positivo que 32 criminales hayan muerto en Manila. "Matemos a otros 32 cada día, a lo mejor así podemos reducir los males de este país", ha concluido el presidente.
Este jueves, Duterte ha dicho que no sólo iba a perdonar a los policías que matasen a delincuentes relacionados con el narcotráfico, sino que además los iba a ascender.
"No creo que actúen únicamente en base a la aprobación del presidente", ha afirmado Ernesto Abella, un portavoz del presidente, a los medios. "Está pasando porque están dando pasos adelante para frenar el problema de las drogas en Filipinas", ha añadido.
Diferentes críticos han denunciado que los miembros de la Policía Nacional de Filipinas están matando a sospechosos y que es probable que estén involucrados en cientos de casos de muertes sin resolver, relacionadas con el narcotráfico, a manos de vigilantes que no han sido identificados. La Policía y el Gobierno lo han negado.
Aunque estos episodios de violencia hayan sido muy criticados por la comunidad internacional, gran parte de la población filipina respalda la campaña y cualquier tipo de oposición está siendo silenciada.
"Escuchamos a la gente decir que esto es más seguro una y otra vez... aprecian el hecho de que Filipinas vuelva a ser segura", ha concluido el portavoz del presidente.