Las autoridades palestinas denuncian el ataque y alertan de "peligrosas consecuencias"
MADRID, 5 (EUROPA PRESS)
La Policía de Israel han entrado en la mezquita de Al-Aqsa, en Jerusalén, y se han enfrentado con los palestinos que se encontraban en su interior, utilizando gases lacrimógenos y granadas aturdidoras para desalojar a las cientos de personas que rezaban en ese momento.
Los musulmanes, que este mes se encuentran celebrando el Ramadán, se encontraban en la noche del martes rezando en la mezquita, que estaba llena de mujeres, niños y personas mayores, además de hombres, según el medio palestino Maan. Sobre las 22.00 horas (hora local) se colocaron en las puertas de la mezquita, impidiendo el paso a los fieles.
Poco más tarde entraron en el edificio, según la agencia Maan dejando decenas de heridos por balas de goma, gas pimienta y granadas aturdidoras, e impidiendo, siempre según esta agencia, el tratamiento médico de los afectados.
Las Fuerzas de Seguridad habrían desalojado después a las mujeres y niños de la mezquita, y luego habría comenzado el enfrentamiento con los hombres, que según fuentes de la Policía, citadas por el medio israelí 'Jerusalem Post', habrían atacado a los agentes con palos, piedras y fuegos artificiales.
Según la versión de la Policía, recabada por el citado medio, habría varias decenas de hombres jóvenes atrincherados en una de las salas de la mezquita desde primera hora de la noche, con intención de cometer acciones violentas. Los agentes habrían intentado desalojarlos de forma pacífica antes de entrar en el edificio por la fuerza. Reportan también a un agente herido durante los disturbios.
LAS AUTORIDADES PALESTINAS DENUNCIA LAS AGRESIONES
El portavoz de la Presidencia palestina, Nabil Abu Rudeineh, ha advertido a las Fuerzas de Seguridad israelíes de que "no crucen líneas rojas" en los lugares sagrados, como la mezquita Al-Aqsa, asegurando que el Gobierno será responsable de los daños y alertando de que una escalada de violencia así "tendrá consecuencias peligrosas para todos", según informa el diario 'Alquds'.
Por su parte, el primer ministro palestino, Mohamad Shtayé, ha asegurado que lo que está ocurriendo en Jerusalén es un crimen religioso contra los fieles, añadiendo que rezar en la mezquita de Al-Aqsa no es "algo permitido por la ocupación", sino que es un derecho de los musulmanes palestinos, recoge la agencia Wafa.
También el Movimiento Nacional de Liberación de Palestina (Fatah) se ha pronunciado sobre el asunto, según Wafa, ha llamado a los palestinos de Jerusalén a enfrentar estos ataques, asegurando que "este terrorismo no servirá para borrar la identidad islámica y árabe de la ciudad de Jerusalén como capital eterna del Estado de Palestina".
El Consejo Nacional Palestino ha condenado el asalto, que supone "un ataque a los sentimientos de toda la nación islámica y una flagrante violación de las resoluciones y pactos internacionales". También ha hecho un llamado al Consejo de Seguridad de la ONU y al resto de la comunidad internacional para que tomen medidas contra estos actos y brinden protección al pueblo palestino.
El líder del brazo político de Hamás, Ismail Haniye, ha advertido de que "lo que está pasando en la mezquita sagrada de Al-Aqsa es un crimen sin precedentes y tendrá consecuencias".
En este sentido, ha insistido en que todos, incluidos palestinos e israelíes, deberán asumir su responsabilidad en los hechos que están ocurriendo estos días. Según un comunicado recogido por el diario 'Felesteen', Haniye habría llamado a los palestinos de Cisjordania a acudir al lugar para "proteger" la mezquita.
TENSIÓN ENTRE LAS FUERZAS ISRAELÍES Y LOS PALESTINOS DURANTE EL RAMADÁN
Ya el domingo 26 de abril, la Policía realizó una operación similar, desalojando a los fieles que se encontraban rezando en su interior en pleno Ramadán, bajo la sospecha de que se habían atrincherado y preparaban ataques contra los visitantes judíos a la mañana siguiente.
Al menos dos palestinos resultaron detenidos durante la operación, según informó el 'Jerusalem Post' citando a la Policía israelí, que además acusó a los fieles de ignorar la directiva de la autoridad jordana sobre el lugar sagrado, el Waqf, que había ordenado el cierre nocturno.
En respuesta, la Autoridad Palestina expresó su repulsa contra la incursión israelí y, en términos generales, "las continuas provocaciones y agresiones israelíes contra los fieles, en particular en y alrededor de Al Haram al Sharif (el Noble Santuario) durante el mes más sagrado del año".
"La potencia ocupante nunca se ha comprometido, como afirma desde la falsedad, a lograr la calma en Jerusalén, sino a provocar deliberadamente a los fieles musulmanes", continuaba el comunicado, en el que recordaba a Israel que "los fieles tienen derecho a orar en y alrededor de Al Haram al Sharif, cuando lo hagan de acuerdo con las prácticas islámicas".
La mezquita sagrada de Al-Aqsa es un punto caliente en Jerusalén durante el mes del Ramadán. Cerca de 250.000 musulmanes acudieron a la oración del viernes 31 de marzo, y la Policía de Israel ha desplegado a 2.300 militares en la zona durante estas semanas.
La Explanada de las Mezquitas --o Monte del Templo para los judíos-- es el corazón religioso de Jerusalén Este y descansa en uno de sus laterales sobre el Muro de las Lamentaciones, último vestigio del Templo de Salomón judío, por lo que los musulmanes temen que Israel busque destruir la Mezquita de Al Aqsa --tercer lugar más sagrado del Islam-- para construir un Tercer Templo judío en Jerusalén.