ESTOCOLMO 22 Sep. (Reuters/EP) -
Las autoridades de Suecia han anunciado este jueves que las fuerzas del seguridad del país podrán realizar redadas en empresas y fábricas con el fin de hallar inmigrantes que se encuentren trabajando de forma ilegal, una medida que será puesta en marcha por el Gobierno con el fin de detectar y deportar a aquellos inmigrantes cuyas solicitudes de asilo hayan sido rechazadas.
El Gobierno de centro-izquierda sueco, que ha cambiado por completo su política de inmigración durante el último año, comenzó a endurecer los controles en sus fronteras después de que las autoridades registraran unas 163.000 solicitudes de asilo en 2015.
Ahora que el número de inmigrantes que llegan al país se ha reducido, el Gobierno ha decidido centrarse en deportar a aquellos inmigrantes cuyas solicitudes de asilo no han sido tramitadas. "Aquellos cuyas solicitudes hayan sido rechazadas por el sistema judicial deben volver a casa", ha señalado el ministro de Inmigración y Justicia, Morgan Johansson.
Johansson ha indicado que más de 40.000 personas se enfrentarán a la deportación durante 2016 y 2017. La nueva medida incluye la detención y el ingreso en prisión de aquellos empresarios que contraten ilegalmente a inmigrantes, y permite que la Policía recoja huellas dactilares y confisque los pasaportes sin ningún tipo de orden judicial previa.
El partido de la Izquierda, que respalda en el Parlamento al Gobierno en minoría, ha criticado la iniciativa. "La medida podría implicar una clasificación racial de la población, donde aquellos que tengamos el pelo negro o los ojos marrones seamos tratados como sospechosos y nos veamos continuamente obligados a tener que demostrar que tenemos el derecho a estar aquí", ha afirmado Christina Hoj Larsen, portavoz de inmigración de la formación.
Más de 12.000 personas que se enfrentaron a la deportación o la repatriación voluntaria en el último año han desaparecido, según los medios de comunicación suecos. Después de haber insistido a las autoridades europeas para no "construir muros", el primer ministro sueco, Stefan Lofven, ha adoptado recientemente algunas de las medidas más duras en relación con las políticas de asilo.
Las nuevas medidas dificultan la posibilidad de que los solicitantes de asilo se reúnan con sus familias en Suecia y restringen los privilegios de la residencia permanente a tan sólo algunos inmigrantes.