Cabe esperar un acercamiento a Rusia y la posible ruptura de acuerdos comerciales como el NAFTA
El magnate también ha dejado entrever que no defendería a los aliados de la OTAN en caso de ataque
WASHINGTON, 9 Nov. (Reuters/EP) -
El presidente electo de Estados Unidos, Donald Trump, podría intentar mejorar las relaciones con Rusia, acabar con los acuerdos comerciales con México y los países del Pacífico y abandonar a los aliados estadounidenses en Europa y Asia si no gastan más en su propia defensa, o podría no hacerlo.
Los gobiernos extranjeros no están seguros de cuánta de la retórica de Trump se verá traducida en políticas ya que frecuentemente ha hecho declaraciones contradictorias y ofrecido pocos detalles sobre cómo se relacionará con el mundo o a quién designará para los puestos clave.
Trump, que no tiene experiencia militar ni en política exterior, tendrá que hacer frente a la ausencia de un consenso político nacional, o incluso republicano, sobre cómo tratar con Siria, con el grupo terrorista Estado Islámico, la emergencia de China y una Rusia cada vez más asertiva.
"Esto es virtualmente terreno desconocido", comenta Aaron David Miller, un negociador para Oriente Próximo que sirvió durante mandatos de presidentes republicanos y demócratas y que ahora trabaja en el Woodrow Wilson Center for Scholars en Washington.
"El mayor peligro de una presidencia de Trump es la impredictibilidad y escasez de estabilidad que sentirían nuestros aliados y adversarios, y él convierte eso en una virtud al decir que quiere ser impredecible", opina.
Entre los nombres que se manejan para cargos clave de seguridad nacional en el Gobierno de Trump figuran el ex presidente de la Cámara de Representantes Newt Gingrich y el otrora embajador ante Naciones Unidas John Bolton para secretario de Estado, y el general Michael Flynn como asesor de seguridad nacional.
Muchos importantes republicanos han repudiado públicamente a Trump y varios diplomáticos profesionales y oficiales militares y de Inteligencia han afirmado en privado que pasarían a retiro si Trump ganaba la elección.
"Si hace todo lo que ha dicho que hará, podemos despedirnos de nuestro papel de liderazgo en el mundo", comentó a Reuters el ex subdirector de la CIA John McLaughlin. "Por eso, esperemos que no lo haya dicho en serio o que alguien lo convenza de lo contrario", agregó.
Trump ha insinuado que podría aceptar el desarrollo de armas nucleares de Japón y Corea del Sur, que abandonaría el acuerdo nuclear con Irán, que negociaría con Corea del Norte por su programa de armas nucleares y que se acercaría al presidente ruso, Vladimir Putin.
RELACIÓN CON RUSIA
El magnate ha adoptado una postura abierta respecto a Putin, al que muchos responsables actuales y pasados en Estados Unidos consideran un autócrata afanado en suprimir la disidencia en casa mientras acosa a sus vecinos y protege el poderío de Rusia en el extranjero.
Rusia se anexionó la península ucraniana de Crimea, apoya al presidente sirio Bashar al Assad y, según responsables de Inteligencia estadounidenses, hackeó los correos electrónicos de destacados dirigentes del Partido Democrático.
"Esperaría tener una buena relació con Rusia y esperaría tener una buena relación con Putin", dijo Trump a Reuters en una entrevista el mes pasado. "Si tenemos una buena relación con Rusia eso sería algo maravilloso", añadió.
Por otra parte, Trump ha adoptado un tono mucho más asertivo respecto a China, amenazando con tarifas sobre los productos chinos para mostrar a Pekín que Estados Unidos "ya no está jugando" cuando habla de nivelar el terreno en materia comercial.
ACUERDOS COMERCIALES
El magnate inmobiliario también ha dicho que podría anular el Tratado de Libre Comercio para América del Norte (NAFTA) que acordaron México, Estados Unidos y Canadá en 1994, y ha amenazado con imponer aranceles de hasta un 35 por ciento sobre bienes manufacturados en México para ayudar a la industria estadounidense.
También ha apuntado sus dardos contra el Acuerdo Transpacífico de Cooperación Económica promovido por el presidente Barack Obama, al que ha calificado como un "golpe mortal" para las manufacturas estadounidenses.
Trump también ha planteado la idea de abandonar la garantía de defensa mutua de los miembros de la OTAN, sugiriendo que Estado Unidos solo ayudaría a países miembro de la Alianza como los de Báltico solo si "hubieran cumplido sus obligaciones con nosotros".
Preguntado en marzo sobre si pondría objeciones a que Japón o Corea del Sur desarrollaran sus propias armas nucleares, Trump dijo al 'New York Times' que podría llegar el momento en que Estados Unidos no podría protegerles como en el pasado y podrían necesitar desarrollar sus propios arsenales.
Ambas posturas violan principios fundamentales que la política exterior de Estados Unidos ha mantenido desde hace décadas: que un ataque contra un estado miembro de la OTAN sería visto como un a taque contra todos y que la proliferación de armas nucleares debe evitarse a cualquier precio.
Jon Alterman, el director del programa sobre Oriente Próximo en el Centro para los Estudios Estratégicos e Internacionales (CSIS) en Washington, ha dicho que la predilección de Trump para mantener a otros países en ascuas podría ser en sí misma una fuente de inestabilidad.
"Los países podrían sentirse más en riesgo y quizá menos adversos al conflicto si sienten que tienen que protegerse a sí mismos", ha afirmado.
Robert Zoellick, un antiguo subsecretario de Estado que en mayo firmó una carta diciendo que Trump "sería el presidente más temerario en la historia americana", sugirió que el temperamento de Trump podría ocasionar resultados inesperados. "Nadie sabe cómo la vanidad de Trump responderá si un homólogo extranjero le subestima", escribió en el 'Financial Times' el mes pasado.