MADRID, 19 Ago. (EUROPA PRESS) -
El Gobierno de Polonia ha desplegado a otros mil efectivos militares en la frontera que comparte con Bielorrusia para "proteger" los accesos, debido al aumento del tráfico de personas en situación irregular, que desde Varsovia es visto como una represalia de Minsk por las recientes sanciones de la Unión Europea.
Los intentos por cruzar se sitúan principalmente por los pasos fronterizos de la región de Podlachia, donde se ha reforzado el personal y ampliado el número de puntos de control a través de los 187 kilómetros de frontera que separa ambos países en ese tramo.
Solo en agosto unos 2.100 migrantes han intentado cruzar la frontera entre Polonia y Bielorrusia de manera ilegal, de las cuales, cuenta, la Guardia Fronteriza, hay 758 que fueron detenidas y recluidas en centros de retención de para personas en situación irregular. Hasta ahora, otras 380 han sido devueltas a sus lugares de origen.
"La prioridad del Gobierno es la seguridad de los ciudadanos polacos", señala Varsovia en un comunicado, en el que se explica que la situación de las personas detenidas y recluidas en este tipo de centros es analizada para dirimir la posibilidad de tramitar ayuda internacional o bien llevar a cabo su deportación.
El texto también recuerda que el Gobierno conservador liderado por el partido Ley y Justicia (PiS) "se ha opuesto desde el principio a la inmigración ilegal y descontrolada", por lo que "no hay consentimiento" por parte de las actuales autoridades para permitir la entrada "a personas que puedan representar una amenaza para los ciudadanos polacos".
Polonia y los países del Báltico que comparten frontera con Bielorrusia coinciden en señalar que este inusitado aumento de intentos de cruzar la frontera es una suerte de represalia llevada a cabo por el Gobierno bielorruso, después de las sanciones económicas lanzadas por la Unión Europea por la represión de opositores y las manifestaciones en contra del resultado de las elecciones de 2020, en las que el presidente, Alexander Lukashenko, revalidó su mandato por sexta vez.
Además de ciudadanos bielorrusos, el flujo migratorio procede sobre todo de personas procedentes de Oriento Próximo y algunos países africanos. En la pequeña localidad fronteriza de Usnarz Górny, se encuentra estos días un reducido asentamiento de medio centenar de ciudadanos afganos e iraquíes resistiendo en tierra de nadie ante la negativa de los guardias fronterizos polacos de permitirles el paso, cuenta el diario 'Gazeta Wyborcza'.