MADRID, 26 Nov. (Por Roland Angerer, director regional de África Oriental y Meridional de Plan International) -
Cada dos segundos una niña es obligada a casarse. 15 millones de niñas se casan cada año antes de cumplir los 18 años. En la mayoría de los casos, los matrimonios se producen en contra de la voluntad y la decisión de las propias niñas.
El matrimonio infantil normalmente trae consigo graves consecuencias para la salud, la educación y las futuras oportunidades de las niñas.
El embarazo precoz, por ejemplo, causa la muerte de 70.000 adolescentes cada año. Las niñas y las jóvenes a menudo tienen que dejar el colegio cuando se quedan embarazadas o se casan, por lo que se ven negado su derecho a una educación.
Es todavía más grave el hecho de que aproximadamente 150 millones de niñas han sufrido algún tipo de violación u otra forma de violencia sexual y, en muchas culturas, se ven obligadas a casarse con el agresor.
África, por desgracia, encabeza el grupo, ya que siete de los diez países con los índices de matrimonio infantil más elevados se encuentran en África subsahariana.
Ante esta situación, la Unión Africana celebra estos días en Zambia la Primera Cumbre de las Niñas Africanas para la Erradicación del Matrimonio Infantil en África.
VIOLACIÓN DE LOS DDHH
En este encuentro se reunirán algunos de los principales miembros de los Gobiernos africanos, los responsables de la toma de decisiones sobre temas sociales y económicos y algunos representantes de la sociedad civil. Se espera que esta reunión lance un mensaje firme a la población de este continente: el matrimonio infantil debe ser reconocido como lo que es, una grave violación de los Derechos Humanos.
Este paso tan importante e inspirador de la Unión Africana es bien recibido en Plan International, ya que llega menos de cinco meses después de que el Consejo de Derechos Humanos de Naciones Unidas se reuniera en Ginebra y adoptara una significativa resolución sobre los matrimonios infantiles, tempranos y forzosos. La Unión Africana también encabeza una campaña continental para declarar ilegales los matrimonios infantiles.
A la luz de las elevadas cifras existentes, la cumbre llega en el mejor momento y es más significativa que nunca; aunque para erradicar los matrimonios infantiles se necesitará más que una reunión y declaraciones en papel.
ACABAR CON PRÁCTICAS ARRAIGADAS
El matrimonio es, probablemente, uno de los pasos más importantes en la vida de una chica. Si se produce sin su consentimiento, implica la pérdida de libertades inmediata y a largo plazo y la violación de sus derechos, además de ser síntoma de la consolidación de unas normas sociales discriminatorias. La transformación de estas prácticas tan arraigadas y de la actitud subyacente es el gran desafío para el que se necesita una estrategia global.
Ante todo, los Gobiernos africanos necesitan seguir invirtiendo en educación y eliminar las barreras que limitan el acceso a la educación de las niñas. El estudio muestra que los niños y niñas que son casados pronto tienen menos probabilidades de dejar a sus hijos e hijas ir al colegio.
La probabilidad de que las niñas sin educación se casen antes de los 18 años es tres veces mayor que en aquellas con una educación secundaria o superior. Por otro lado, cuanta más educación reciba una niña, más probabilidades tiene de retrasar el embarazo y el nacimiento de sus hijos, así como de tener más recursos para su cuidado y desarrollo.
HACER FRENTE A LA POBREZA
Los Gobiernos africanos también deben seguir haciendo frente a la pobreza. Es más frecuente que las niñas que se casan pronto procedan de familias pobres porque la dote de la novia es una atractiva fuente de ingresos.
Un análisis de los datos recogidos a lo largo de 78 países en vías de desarrollo muestra que el 54 por ciento de las niñas del 20 por ciento de las familias más pobres son niñas casadas, en comparación con el 16 por ciento de las niñas del 20 por ciento de las familias más ricas.
Para luchar contra el matrimonio infantil prematuro, los gobiernos africanos tienen que prestar servicios que permitan que las niñas tengan acceso a información sobre salud reproductiva y sexual, así como a servicios para protegerse de embarazos no deseados e infecciones de transmisión sexual y, de esta manera, concebir a sus hijos cuando sean adultas y estén más preparadas para ello.
REVISAR LOS SISTEMAS JUDICIALES
Al mismo tiempo, los países africanos necesitarán revisar sus sistemas judiciales para garantizar que no existen resquicios que permitan que el matrimonio infantil continúe.
La existencia de sistemas judiciales duales contradictorios (derecho consuetudinario y derecho escrito) debilita la aplicación de las leyes a través de penas leves y contradicciones en la justicia administrativa. Se debe conseguir un compromiso jurídico claro que establezca la edad mínima para contraer matrimonio en los 18 años, tanto para chicas como para chicos.
Con el fin de permitir una implementación y un control adecuados, los gobiernos africanos deben asegurarse de que todos los niños y niñas están registrados y han obtenido una partida de nacimiento. La falta de un documento que pruebe la edad de una persona a menudo impide que se tomen acciones legales para prevenir los matrimonios infantiles.
Plan International ha estado trabajando contra los matrimonios infantiles junto a organizaciones de base comunitaria, líderes religiosos tradicionales, medios de comunicación y Gobiernos nacionales. A través de la creación de plataformas locales y regionales para aumentar la sensibilización, debatir y tomar medidas, se está ejerciendo presión para eliminar los matrimonios infantiles en África.
Centrándose en el sur de África, el programa +18 de Plan International para acabar con los matrimonios infantiles en Tanzania, Malaui, Zimbabue, Zambia y Mozambique ha estado transformando y trabajando con las comunidades y sociedades. Ha contribuido de forma significativa a convencer al Parlamento malauí, que recientemente aprobó una ley para declarar los 18 años como la edad mínima legal para contraer matrimonio.
Ahora es el momento de reunir a todos los actores y hacer frente al problema del matrimonio infantil en todo el continente. Después de todo, no podremos cumplir la promesa del Comité de Expertos sobre los Niños Africanos ni los Objetivos de Desarrollo Sostenible si las niñas y las mujeres siguen sufriendo matrimonios infantiles.
Todo el mundo tiene derecho a decidir si quiere casarse, cuándo y con quién.