MADRID, 17 Mar. (EUROPA PRESS) -
El portavoz del Gobierno de Túnez, Jaled Chuket, se ha pronunciado a favor del retorno al país del expresidente Zine el Abidine ben Alí, quien recibió asilo en Arabia Saudí tras huir del país durante el levantamiento popular contra su régimen en 2011.
Durante una entrevista, Chuket expresó su deseo de que "Dios ponga fin a su abatimiento". "Que Dios ponga fin a su exilio. No quiero que siga en Arabia Saudí", dijo, según ha recogido el portal local de noticias Tunisia Live.
"No respeto a una nación que exilia a sus líderes políticos. Pido que se permita que regrese a su tierra", manifestó, explicando que "los tunecinos sólo pueden avanzar con reconciliación, tolerancia y generosidad".
Así, y pese a reconocer la importancia de que Ben Alí sea juzgado por los cargos que pesan contra él, lamentó que "los tunecinos hayan hecho a sus presidentes vivir en el desarreglo, sin reconocer a ninguno de ellos".
El expresidente vive en Arabia Saudí alejado de los focos --han sido muy escasas sus apariciones o las noticias acerca de su persona-- junto a su mujer, Leila ben Alí, y sus tres hijos, aparentemente a salvo de la petición de extradición formulada por Túnez a la Interpol.
En el país árabe que una vez gobernó ha sido objeto de varios juicios, y, en el más sonado de todos, que finalizó en junio de 2012, fue condenado a cadena perpetua por complicidad en el asesinato de manifestantes durante el levantamiento contra su régimen, que se saldó con la muerte de al menos 338 personas a causa de la represión de las autoridades.
Además, tanto él como su mujer han sido condenados 'in absentia' a 35 años de cárcel y el pago de 91 millones de dinares tunecinos (unos 45,5 millones de euros) por malversación de fondos públicos; a 15 años por posesión de armas, estupefacientes y objetos históricos; y a seis años por corrupción y fraudes inmobiliarios.
Los casos de corrupción en los que estaba visiblemente implicada la familia Ben Alí y las figuras más cercanas al régimen fueron uno de los detonantes de las manifestaciones, con una población harta de los excesos de las autoridades y de la falta de derechos y beneficios sociales de los que disfrutaban la mayoría de los tunecinos.
En este sentido, el Banco Mundial --que previamente había aplaudido las políticas económicas de Túnez-- afirmó en un informe publicado en marzo de 2014 que el régimen de Ben Alí controló el sistema político, económico y judicial del país con el objetivo de enriquecerse.