HAGATNA, 3 Nov. (Reuters/EP) -
La presidenta de Taiwán, Tsai Ing Wen, ha acabado cumpliendo a rajatabla todas las escalas de su gira internacional por el Pacífico frente a las múltiples quejas emitidas contra el Gobierno chino por lo que consideran una provocación de la mandataria frente a las ambiciones soberanistas del gigante asiático sobre el territorio.
Las protestas de China habían llegado a tal punto que el Gobierno de Pekín había "instado enérgicamente a Estados Unidos" a que cerrara su espacio aéreo al avión de la presidenta para impedir, en la medida de lo posible, la gira que finalmente ha realizado por Tuvalu, Islas Salomón y las Islas Marshall.
China ha entendido esta ronda de viajes como un intento taiwanés de efectuar una política exterior de represalia hacia Pekín justo antes de la visita de la semana próxima del presidente estadounidense, Donald Trump, y un intento de buscar en Washington -- aliado tácito de Taiwán -- un pleno reconocimiento independentista.
De hecho, el aterrizaje en Guam, territorio 'de facto' estadounidense y clave estratégica de cualquier operación estadounidense de ayuda a Taiwán en caso de conficto con China, ha sido la gota que ha colmado el vaso, hasta el punto de que varios aviones de combate chinos han realizado esta semana un simulacro de bombardeo cerca de la isla, según informaron el miércoles fuentes militares de Washington.
El gobernador de Guam, Edward B. Calvo, describió la visita de la presidenta como una de "carácter privado y extraoficial", en la que de todas maneras y como es protocolo acabó proporcionándola escolta policial, como parte de la relación "privada y extraoficial", en palabras de fuentes diplomáticas estadounidenses, que les une.