Defiende la pertenencia a la UE y la OTAN y confía en que con Trump mejore la relación de Occidente con Rusia
SOFÍA, 19 Ene. (Reuters/EP) -
El presidente de Bulgaria, Rumen Radev, ha anunciado este jueves que tiene la intención de disolver el Parlamento en el plazo de una semana tras la dimisión del Gobierno, de centro derecha, por su victoria en las elecciones presidenciales.
Radev fue jefe de la Fuerza Aérea búlgara y se presentó como candidato independiente con el apoyo del Partido Socialista, con la promesa de mantener la posición del país como miembro de la Unión Europea y de la OTAN y continuar mejorando los vínculos históricamente importantes con Rusia.
La victoria de Radev en las presidenciales de noviembre llevó a la dimisión del Gobierno liderado por el entonces primer ministro, Boiko Borisov, quien se había comprometido a abandonar el poder si su candidata no se imponía en la cita con las urnas.
"Tienen una semana más", ha asegurado el nuevo presidente de Bulgaria, en una comparecencia ante parlamentarios, un mensaje que conlleva que las próximas elecciones parlamentarias podrían celebrarse el 26 de marzo.
Los analistas políticos creen que las nuevas elecciones, las terceras que afronta Bulgaria desde 2013, no darán lugar a un gobierno con clara mayoría que pueda llevar a cabo las reformas que necesita el país en el ámbito judicial, económico y político.
Radev ganó en las presidenciales con el respaldo de los electores frustrados por la corrupción en la élite política y preocupados por la crisis de inmigrantes, en un país que tiene frontera con Turquía, desde donde pasan los migrantes que aspiran a territorio comunitario.
Radev ha dicho que la pertenencia a la Unión Europea y a la OTAN es una decisión estratégica para Bulgaria que no debería ponerse en entredicho pero también ha asegurado que confía en que con la llegada de Donald Trump a la Presidencia de Estados Unidos mejore el diálogo entre Occidente y Rusia.
"La política exterior de Bulgaria debería estar abierta al mundo y a ganar amigos y aliados, no enemigos", ha señalado Radev, quien se formó como piloto en Estados Unidos y habla con fluidez inglés, ruso y alemán.
Su opinión sobre Rusia contrasta con la del anterior mandatario búlgaro, Rosen Plevneliev, que fue uno de los 17 líderes de Europa del este que firmó una carta dirigida a Trump para pedirle que no rebajara las sanciones contra Rusia por la anexión de Crimea. Radev apoya que se retiren las sanciones pero no ha hablado sobre el tema ni sobre Crimea en su comparecencia este jueves.
Bulgaria, un país con 7,2 millones de habitantes a orillas del mar Negro, se incorporó a la Unión Europea en 2007 pero todavía depende casi por completo de Rusia para los suministros energéticos y los equipos militares y los turistas rusos aportan una importante fuente de ingresos.
Radev ha pedido este jueves mayores controles para frenar la llegada de inmigrantes y una reforma del sistema judicial búlgaro. En Bulgaria, el primer ministro y el Gobierno ostentan el poder ejecutivo, si bien el presidente del país puede nombrar embajadores, fijar criterio ante la opinión pública y vetar leyes.