El gobernador de Kirkuk también participa en la consulta y llama a los ciudadanos de todas las comunidades a acudir a las urnas
MADRID, 25 Sep. (EUROPA PRESS) -
El presidente del Kurdistán iraquí, Masud Barzani, ha votado este lunes, a las 8.30 horas, en el referéndum sobre la independencia de esta región autónoma iraquí, según ha informado la cadena de televisión kurda Rudaw.
Barzani, principal impulsor y defensor de la consulta rechazada por el Gobierno central iraquí y por los países de la región, ha ejercido su derecho al voto en Erbil media hora después de la apertura de las urnas este lunes por la mañana.
También ha votado este lunes a primera hora de la mañana el gobernador de Kirkuk, Najmaldin Karim. "Hoy, como cualquier otro ciudadano de Kirkuk, he venido a votar para que comience el proceso de independencia del Kurdistán", ha afirmado el gobernador.
Karim ha hecho un llamamiento a la participación de los ciudadanos árabes y turcómanos en el referéndum. "Es importante la participación de todos. La ciudad es suya también. Todos vivimos juntos aquí", ha asegurado. "Participar en este proceso nos traerá un futuro bonito y brillante para todos los participantes", ha añadido.
Como en anteriores votaciones, las autoridades del Kurdistán iraquí han cerrado las fronteras del territorio hasta que concluya el periodo de votación, según ha podido comprobar la cadena de televisión kurda Rudaw.
Los colegios electorales permanecerán abiertos hasta las 18.00 horas (hora local), en un plebiscito convocado a pesar del tajante rechazo del Gobierno central de Bagdad, sin respaldo de la comunidad internacional, en medio de la guerra abierta contra Estado Islámico.
Este plebiscito es una repetición del sucedido en 2005, donde un 98 por ciento de los kurdos se pronunciaron a favor de la independencia. El de este lunes se diferencia en un aspecto crucial: a diferencia del ocurrido hace 12 años, este referéndum está aprobado por las autoridades regionales y su resultado será vinculante.
El resultado de la votación afectará a 30 millones de kurdos, una de las poblaciones sin estado oficial más grandes del mundo, repartidos principalmente en las montañas de Irán, Siria, Irak y Turquía y divididos a su vez en pequeñas comunidades marcadas por un férreo sentido de la identidad local por delante del gran concepto de la unidad nacional kurda, por no mencionar la división existente entre los kurdos integrados ahora en núcleos urbanos como Estambul, Damasco o Teherán, y quienes todavía conservan tradiciones milenarias en los terrenos montañosos que conectan estos países.
Son tradiciones como por ejemplo el Nouruz, la festividad del año nuevo del calendario persa, que ni siquiera la presión de grupos yihadistas como Estado Islámico ha conseguido extinguir.
La causa principal del referéndum, aducen las autoridades del Kurdistán, es la marginación histórica de la que dicen haber sido objeto por parte de las autoridades de Bagdad, a las que acusan de violar más de 50 artículos de la actual Constitución iraquí referentes a su autonomía -- en particular el 140, referido a la propiedad de zonas de Kirkuk, rica en petróleo --.
La Carta Magna iraquí en vigor data de 2005, en el principio de la era post Sadam Husein, y otorgaba al enclave un amplio grado de autonomía que Bagdad no ha respetado, a juicio del Gobierno kurdo, con su presidente Masud Barzani a la cabeza.
"Se ha acabado el tiempo de negociar", declaró el pasado viernes Barzani durante un multitudinario discurso en la capital kurda, Erbil. "La decisión ya no depende de un partido ni de una persona. El referéndum tendrá lugar en la fecha establecida", añadió justo antes de que una delegación kurda se dirigiera a Bagdad para ratificar ante las autoridades iraquíes la celebración del plebiscito, que contiene una única pregunta: "¿Quiere que la región del Kurdistán y que las zonas fuera de la administración se conviertan en un estado independiente?".
EN MITAD DE LA GUERRA
La guerra contra Estado Islámico ha acelerado los acontecimientos. Primero, por exacerbar el ánimo nacionalista gracias a las victorias de los guerrilleros kurdos, los peshmerga, considerados por Estados Unidos como un baluarte indispensable para combatir por los yihadistas.
Y segundo e igual de importante: ha aumentado la dependencia de la región de países como Irán o Turquía, país este último que se opone a la independencia del Kurdistán iraquí -- al encontrarse Ankara en medio de una guerra con el partido milicia kurdo PKK -- y que ha amenazado con cortar relaciones económicas con la región.
Así, el rechazo de Turquía podría cortar las piernas a la economía de un futuro estado kurdo, dado que Ankara tiene la capacidad de entregar a los kurdos una corriente de fondos independiente gracias a las ventas de crudo, en opinión del grupo de expertos International Crisis Group.
No obstante, frente a esta situación, Rusia ha acudido pronta al rescate. El Kremlin no se ha pronunciado en claros términos sobre el referéndum pero siempre ha apostado por el derecho de los kurdos a la autodeterminación y, recientemente, el gigante energético Rosneft ha anunciado una multimillonaria inversión en el Kurdistán, lo que proporcionaría a las autoridades kurdas un importante respaldo económico en el caso de que culminaran sus ambiciones independentistas.
El de Rusia parece ser el único apoyo nítido. Naciones Unidas ha manifestado su disconformidad con el referéndum y se ha remitido a la opinión del Gobierno de Bagdad, que niega cualquier tipo de marginación y califica la iniciativa como de "anticonstitucional". Estados Unidos, por su parte, ha intentado negociar infructuosamente con el Kurdistán iraquí un aplazamiento del referéndum.