MADRID, 3 Nov. (EUROPA PRESS) -
El primer ministro designado de Líbano, Saad Hariri, ha apostado este jueves por conformar un gobierno de "acuerdo nacional", al tiempo que ha confiado en lograr cuanto antes cerrar el nuevo gabinete que asumirá las riendas del país.
En declaraciones en el palacio presidencial de Líbano tras recibir el encargo del presidente del país, Michel Aoun, Hairi ha dicho que tiene "una gran confianza" en que logrará conformar un nuevo ejecutivo en un breve plazo.
Por su parte, el presidente del Parlamento, Nabih Berri, ha asegurado que está dispuesto a cooperar para lograr la formación del Gobierno que liderará Hariri. Berri, que lidera el movimiento chií Amal, es una de las figuras políticas más importantes de Líbano y su rechazo previo al acuerdo que ha llevado a la elección de Michel Aoun como presidente era considerado como un obstáculo a la formación dle nuevo ejecutivo.
Berri ha anunciado formalmente su apoyo a la candidatura de Hariri en la reunión que ha tenido este jueves con Aoun en el marco de la ronda de consultas con parlamentarios. Preguntado por un periodista sobre si tiene voluntad de cooperar en la formación del nuevo gabinete, Berri ha dejado claro que sí. "Si no hubiera intención de cooperar, no le habríamos apoyado", ha zanjado.
El presidente de Líbano ha propuesto a Saad Hariri la tarea de formar gobierno tras completar la ronda de consultas con los parlamentarios. Según la agencia de noticias libanesa NNA, la candidatura de Hariri ha recibido el apoyo de 112 de los 126 diputados libaneses consultados.
La designación de Saad Hariri como nuevo primer ministro forma parte del acuerdo por el que ex 'premier' decidió dar su apoyo a Aoun para ser nombrado como jefe del Estado.
Hariri fue primer ministro de 2009 a 2011 y su apoyo a Aoun fue fundamental para dar luz verde al nombramiento de éste como presidente, tras más de dos años con la jefatura del Estado vacante por la salida del anterior mandatario, Michel Suleiman, en mayo de 2014.
Los juegos de alianzas políticas en Líbano habían complicado la sucesión de Suleiman, llevando al país a sufrir el vacío presidencial más largo en su historia, si bien la situación no ha derivado en un conflicto armado, tal y como ocurrió en 1988 y en 2008.
En las dos ocasiones anteriores, las diferencias a la hora de seleccionar al presidente se saldaron con acuerdos regionales, una opción que parecía distante ahora debido a la inestabilidad que sufre Oriente Próximo.
El sistema político libanés contempla que la Presidencia del país debe ser ocupada por un cristiano, mientras que el primer ministro debe ser suní y el presidente del Parlamento, chií.