Actualizado: domingo, 28 agosto 2016 20:59

ASUNCIÓN, 28 Ago. (Reuters/EP) -

El presidente de Paraguay, Horacio Cartes, ha visitado el domingo a un destacamento de las fuerzas de seguridad en el norte del país donde una emboscada presuntamente lanzada por el Ejército del Pueblo Paraguayo (EPP) mató a ocho militares, en un intento por mostrar apoyo a los efectivos, a quienes les pidió mantener la determinación pese al luto que están guardando.

Los militares fueron emboscados con un artefacto explosivo casero y luego atacados a tiros el sábado en la localidad rural de Arroyito, a unos 450 kilómetros al norte de la capital, Asunción, en una zona considerada de influencia del EPP, y en lo que se trata como su acción más sangrienta hasta el momento.

El mandatario, del conservador Partido Colorado, visitó la base de operaciones de los uniformados en Horqueta -a unos 50 kilómetros del lugar del ataque- junto con el ministro del Interior, Francisco de Vargas, y jefes policiales y militares.

"Mi trabajo es procurar que no le falte absolutamente nada a los más valientes, a quiénes nos honran y ponen la vida. Cuenten con el presidente", dijo Cartes a los soldados, según reportes de medios locales. "Si hay algo que mejorar, mejoraremos. Pero esta es la hora, este dolor hay que transformarlo en éxito".

El mandatario fue objeto de duras críticas de políticos la oposición que cuestionaron su estrategia de seguridad y el desempeño de la Fuerza de Tarea Conjunta, creada por Cartes en el 2013 para erradicar al EPP, un grupo de izquierda que aspira convertirse en una guerrilla similar a las FARC de Colombia.

"Como presidente de la república, soy responsable de la sangre de los héroes de Arroyito y voy a honrar su sacrificio. Me comprometo con todos ustedes a ponerme personalmente al frente de esta guerra contra el terrorismo y obtener resultados contundentes", dijo Cartes cerca de la medianoche del sábado.

El EPP -que mantiene secuestradas a tres personas- es señalado por las autoridades como responsable de asesinatos, secuestros y numerosos ataques a comisarías y otras instalaciones durante la última década en la zona norte del país.

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