MADRID, 28 Ago. (EUROPA PRESS) -
El presidente y el primer ministro de Corea del Sur, Yoon Suk Yeol y Han Duck Soo, respectivamente, han consumido este lunes productos procedentes del mar durante su almuerzo semanal, un encuentro que ha servido esta vez para tratar de transmitir confianza en este tipo de productos a pesar del polémico vertido de agua contaminada tratada de la central nuclear de Fukushima.
A medida que el Gobierno busca garantizar la seguridad de los productos marinos tan solo varios días después de que Japón haya comenzado a verter el agua tratada al océano, los altos cargos surcoreanos han incluido estos productos en el menú de la cafetería de la oficina presidencial.
"El número de personas que han comido hoy en la cafetería es mayor que el de costumbre e incluye a miembros del personal de la oficina presidencial que han cancelado sus compromisos para acudir a comer", ha indicado la Presidencia en un comunicado.
La seguridad del consumo de este tipo de productos procedentes del mar se ha vuelto un tema central después de que Japón anunciara su plan para verte el agua tratada de Fukushima. La medida, que ha provocado protestas principalmente entre el sector pesquero, ha llevado a China a prohibir el consumo de estos alimentos.
No obstante, las autoridades japonesas insisten en que no revisten ningún tipo de peligro para el consumo humano y destacan que el proceso se ha ceñido a los estándares internacionales, siempre bajo supervisión científica.
Este mismo lunes, el Gobierno surcoreano ha indicado que la concentración de tritio en torno a las zonas donde se concentra el vertido se encuentra por debajo del límite establecido, por lo que es segura.
Para la purificación y el tratamiento de este agua antes de su liberación al mar, Japón la somete al llamado Sistema Avanzado de Procesamiento de Líquidos (ALPS), que permite eliminar las sustancias radiactivas en su práctica totalidad, a excepción del tritio --un isótopo natural del hidrógeno--, de forma que esté diluida y los niveles de radiación cumplan con los estándares internacionales.
La liberación de estas aguas, que ahora apremia ante la falta de capacidad de almacenamiento en los tanques de la planta de Fukushima, ha suscitado la polémica a nivel nacional y regional desde que así lo anunciara el Gobierno en abril de 2021.
Desde Tokio insisten en que la reconstrucción es fundamental para la central, un proceso que pasa por adquirir más espacio en los tanques, especialmente ante la preocupación de algunos expertos que temen que estos colapsen en caso de que se produzca un nuevo desastre natural.