MADRID, 15 Nov. (EUROPA PRESS) -
El presidente de República Democrática del Congo (RDC), Félix Tshisekedi, ha afirmado este viernes que el brote de ébola en el país africano podría haber sido erradicado a finales de este año.
Durante una rueda de prensa conjunta con la canciller alemana, Angela Merkel, el mandatario congoleño ha expresado su "satisfacción" por la "erradicación" del virus en la provincia de Kivu Norte.
"Aún quedan algunos casos en (la provincia de) Ituri, pero creemos que de aquí a finales de año podemos acabar con la enfermedad", ha manifestado, en medio de la reducción de los casos en el epicentro del brote, según los datos oficiales.
Las autoridades congoleñas, en colaboración con Médicos Sin Fronteras (MSF), iniciaron el jueves la campaña para suministrar una nueva vacuna contra el ébola en dos distritos de la ciudad de Goma, situada en el este del país y residencia de más de un millón de personas.
Las autoridades disponen ya de al menos 22.000 dosis y, aunque el alcance final de la campaña dependerá de la evolución del brote, el objetivo inicial pasa por inmunizar a unas 50.000 personas en un plazo de cuatro meses. En los trabajos participarán, además del Ministerio de Sanidad congoleño, el Instituto Nacional de Investigación Biomédica y MSF.
La ONG explicó en un comunicado que esta nueva vacuna no reemplaza la rVSV-ZEBOV de la firma Merck, que ya se ha demostrado eficaz, sino que sirve como complemento de cara a futuros brotes. "Dado que este es el décimo brote de ébola en la RDC, tiene sentido trabajar para tener otra opción", indicó MSF.
El brote actual, que fue declarado en julio como una emergencia de salud pública internacional por parte de la Organización Mundial de la Salud (OMS), ya ha dejado más de 3.200 enfermos, de los cuales unos 2.200 han fallecido.
De esta forma, el brote, que fue declarado oficialmente el 1 de agosto de 2018, es el segundo más mortífero hasta la fecha a nivel mundial, tras el registrado en África Occidental entre 2013 y 2016 que se cobró más de 11.300 muertos, y el peor sufrido hasta la fecha por el país en el que se detectó el mortífero virus por primera vez.