MADRID, 2 Jul. (EUROPA PRESS) -
El presidente de República Democrática del Congo (RDC), Félix Tshisekedi, ha reclamado este martes a una milicia que opera en la provincia de Ituri (noreste) que entregue las armas "sin condiciones", en medio del recrudecimiento de la violencia en la zona.
Tshisekedi, que ha visitado la ciudad de Bunia --capital de Ituri-- durante la jornada, ha solicitado a las Fuerzas de Resistencia Patriótica de Ituri (FRPI) que "entren al camino de la paz" y ha subrayado que "no hay ya motivos para organizarse como milicia de autodefensa".
"A partir del momento en el que miren en la misma dirección que nosotros, serán interlocutores válidos. Les envío el siguiente mensaje: entrad en razón", ha dicho, según ha informado la emisora local Radio Okapi.
"Dejad las armas sin condiciones previas. La mano está tendida. Este es vuestro país, tenéis un lugar, a condición de que os adhiráis a actividades legales", ha dicho Tshisekedi, quien ha reiterado que "no hay razones" para que las FRPI "continúen con sus actividades dañinas para la sociedad".
La milicia es sospechosa de estar implicada en los recientes enfrentamientos en Ituri entre miembros de las comunidades hema y lendu, que han dejado más de 250 muertos.
Las organizaciones de la sociedad civil en Ituri denunciaron el 18 de junio que al menos 240 personas han muerto en la ola de violencia que se viene registrando en la zona de Djugu, después de que las autoridades informaran del hallazgo de más de 160 cadáveres.
Según el Alto Comisionado de la ONU para los Refugiados (ACNUR), más de 300.000 personas se han visto forzadas a abandonar sus hogares por los enfrentamientos interétnicos registrados este mes en Ituri.
El repunte de la violencia en Ituri, escenario de tensiones étnicas desde hace décadas, ha traído a la memoria el conflicto entre los hema y los lendu entre 1999 y 2007 por derechos de pastoreo y representación política, que se saldó con cerca de 50.000 muertos.
Si bien desde entonces hubo una década de tranquilidad, los enfrentamientos entre ambas comunidades resurgieron a finales de 2017 y principios de 2018, con alrededor de 300 muertos antes de la vuelta a la calma.