MADRID, 16 Jul. (EUROPA PRESS) -
El presidente de Togo, Faure Gnassingbé, se ha desplazado al norte del país para evaluar la situación tras una semana de violencia que ha comenzado con la muerte de siete niños en la ciudad de Margba en un bombardeo ejecutado por error y proseguido con una serie de ataque yihadistas el jueves que habrían dejado unos quince muertos, según fuentes locales.
"Familias togolesas han perdido a hijos y padres en los trágicos hechos de los últimos días en el norte de Togo, concretamente Tne y Kpendjal", ha hecho saber el presidente en un mensaje publicado en su cuenta de Twitter.
"En estos momentos de aflicción, reafirmo mi determinación de luchar contra el terrorismo, a fin de proteger a nuestras poblaciones y garantizar la paz y la tranquilidad en todo el territorio", ha añadido.
La del jueves fue la cuarta incursión terrorista en el norte del país, la tercera en el noreste, y se extendió a varias localidades de la prefectura de Kpendjal, que limita con Burkina Faso al norte y Benin al este.
El balance de muertos, proporcionado por fuentes locales al portal Le Clik, no ha sido confirmado oficialmente.
Togo se encontraba relativamente a salvo hasta hace poco de la violencia yihadista que ha devastado a su vecino del norte, Burkina Faso, y a otros países de la región del Sahel durante la mayor parte de la última década.
El Gobierno togolés declaró en junio el estado de emergencia en la región tras un ataque contra un puesto avanzado en Kpékpakandi que resultó en la muerte de ocho soldados togoleses y otros trece heridos.
El área del Sahel en particular, y ahora cada vez más el del Golfo de Guinea, se han convertido en una prioridad para las filiales de Al Qaeda y Estado Islámico que operan en la región, en especial en Burkina Faso, que ha experimentado un aumento significativo de los ataques desde el año 2015.