MADRID 20 Sep. (EUROPA PRESS) -
El director ejecutivo (primer ministro) de Afganistán, Abdulá Abdulá, ha asegurado este lunes que el acuerdo de paz con la formación islamista Hezb-e-Islami no va contra los intereses nacionales, en medio de las críticas al mismo.
Abdulá ha recalcado que, tras seguir de cerca las negociaciones entre el Gobierno y el grupo que lidera el señor de la guerra Gulbuddin Hekmatyar, no ve problema a que el mismo se cierre.
"Hemos oído comentarios sobre que no queremos la paz, pero garantizamos a la gente que siempre hemos apoyado la reconciliación con Hezb-e-Islami", ha dicho, según ha informado la agencia afgana de noticias Pajhwok.
Así, y tras reconocer que el acuerdo de paz no resolverá todos los problemas del país, ha subrayado que una vez se firme el mismo "se olvidarán las acritudes del pasado" entre las autoridades y el grupo armado.
El presidente de Afganistán, Ashraf Ghani, afirmó la semana pasada que el acuerdo de paz con Hezb-e-Islami está próximo a cerrarse, lo que permite cierta esperanza de cara al fin de un conflicto que lleva décadas activo.
Las negociaciones con el grupo miliciano Hizb-i-Islami comenzaron en mayo tras la firma de un borrador de acuerdo. El grupo cuenta con cientos de combatientes y está liderado por Hekmatyar, un veterano señor de la guerra que lleva casi 40 años combatiendo en Afganistán.
A pesar de los avances, el acuerdo final se ha estado posponiendo porque el Gobierno se ha mostrado escéptico respecto a incluir a Hekmatyar en la vida política del país y debido a las denuncias de grupos activistas que le acusan de haber cometido crímenes contra los Derechos Humanos.
A lo largo de su historia personal, Hekmatyar ha sido aliado de Pakistán, de los muyahidín respaldados por Estados Unidos para enfrentarse a la Unión Soviética en los ochenta y de los talibán, que actualmente están intentando expulsar de Afganistán a la coalición liderada por la OTAN con el objetivo de implementar la ley islámica.
Hekmatyar fue incluido en la lista de terroristas de Estados Unidos en 2003 y últimamente no ha participado directamente en la insurgencia de los últimos años, pero la firma de un acuerdo demostraría la capacidad del Gobierno de Kabul para convencer a los grupos armados a sustituir las armas por la política.
Durante la sangrienta guerra civil que tuvo lugar durante la década de los 90, las fuerzas de Hekmatyar fueron acusadas de matar a miles de civiles y, hace poco, fueron acusados de estar vinculados con varios ataques de Al Qaeda y los talibán contra las fuerzas internacionales en Afganistán y el Gobierno de Kabul.