MADRID, 6 Oct. (EUROPA PRESS) -
El primer ministro de Camerún, Joseph Dion Ngute, ha sido escoltado a su coche tras ser interrumpido por disparos en su visita a la ciudad de Bamenda, capital de una de las dos provincias de mayoría anglófona en el país, a donde ha acudido para intentar impulsar un proceso de paz que ponga fin al conflicto desatado en la zona en 2017.
Según recoge el portal de noticias 'Journal du Cameroun', Dion Ngute ha sido escoltado por sus guardias de seguridad y trasladado a su vehículo oficial tras oírse varios disparos mientras hablaba en la aldea de Matazem, en Bamenda.
La situación ha causado temor a su alrededor hasta que le han confirmado que los disparos venían "de lejos" del lugar en el que se encontraba. Los hechos han sido recogidos en un vídeo que ha circulado por las redes sociales.
Antes del incidente, el primer ministro ha conversado con el gobernador de la Región Noroeste, Adolphe Lelé, y el alcalde de la ciudad, Paul Achobong, en una recepción que ha transcurrido en un buen ambiente.
Dion Ngute continuará su misión en Bamenda para participar en una serie de reuniones con altos cargos y abordar las recomendaciones del Diálogo Nacional sobre el conflicto.
Durante los últimos meses se han registrado decenas de ataques achacados a separatistas en esta zona del país, lo que ha llevado al Gobierno a acusarles de mantener "lazos" con "grupos integristas externos", entre ellos el grupo yihadista Boko Haram.
Las regiones anglófonas de Camerún --Noroeste y Suroeste-- se han visto sacudidas por el conflicto a raíz de la represión de los movimientos separatistas tras la autoproclamación de la independencia de Ambazonia el 1 de octubre de 2017.
El año anterior, esta zona --otrora parte de las colonias británicas en África pero que decidieron unirse al Camerún francés-- fue escenario de protestas pacíficas para reclamar una mayor autonomía o la independencia argumentando una discriminación por parte de las autoridades centrales, también en temas de idioma.
Desde entonces, los grupos armados han proliferado y el apoyo a los separatistas, hasta entonces bastante marginal, se ha visto acrecentado. El Gobierno ha respondido mediante una dura represión, durante la que las organizaciones de Derechos Humanos han acusado a las fuerzas de seguridad de cometer atrocidades.