ISLAMABAD, 5 May. (Reuters/EP) -
El principal partido islámico de Pakistán, Jamaat-e-Islami (JI), ha convocado manifestaciones el viernes para pedir al Gobierno que retire su apoyo a Estados Unidos en su guerra contra la insurgencia poco después de que el Ejército estadounidense matase a Osama bin Laden cerca de Islamabad.
El partido ha denunciado que Estados Unidos ha violando la soberanía de su aliado Pakistán por mandar a sus propias fuerzas a la localidad de Abbottabad, a 60 kilómetros de la capital, a matar al líder de Al Qaeda. El apoyo de Pakistán es clave para Estados Unidos en su lucha contra los milicianos islamistas y contra los talibán en el vecino Afganistán.
"Si hubo alguna simpatía con los americanos, desaparecerá por la forma en la que han golpeado y violado nuestra soberanía y nuestra independencia", aseguró este jueves el jefe del JI, Syed Munawar Hasan.
"Hemos pedido que todo el mundo se manifieste pacíficamente el viernes a gran escala", explicó. "Nuestra primera petición es que Pakistán (...) se retire de la guerra contra el terror", añadió.
Los sentimientos antiestadounidenses se están extendiendo por Pakistán, a pesar de los miles de millones de euros en ayuda que Pakistán ha recibido desde Washington. Los partidos islámicos no suelen conseguir muchos votos en las urnas, aunque cada vez tienen más influencia en un país en el que el islam se esta radicalizando.
Ha habido pocas protestas en Pakistán por la muerte de Bin Laden, aunque uno de los grupos insurgentes más violentos, Lashkar-e-Taiba, realizó un rezo especial por el líder de Al Qaeda y calificó su muerte de "martirio".
La guerra que Estados Unidos mantiene contra la insurgencia islámica es muy impopular en Pakistán debido al alto número de civiles que mueren por los bombardeos con aviones sin piloto que se efectúan a lo largo de la frontera con Afganistán. Sin embargo, también hay mucha gente que crítica la interpretación radical que hace Al Qaeda del islam y por los continuos ataques suicidas con bombas que llevan a cabo en el país.
El hecho de que Bin Laden haya vivido en Pakistán durante varios años y a solo 60 kilómetros de la capital ha supuesto una vergüenza para distintas personalidades en el Gobierno y para la poderosa agencia de Inteligencia del país.