La muerte de un bebé pone en alerta al Gobierno mientras MSF presta por vez primera asistencia médica directa en suelo neerlandés
MADRID, 26 Ago. (EUROPA PRESS) -
Países Bajos ha sido escenario de una noche de protestas por la crisis desatada en el centro de recepción para solicitantes de asilo en Ter Apel, en la frontera con Alemania, entre denuncias de graves condiciones de insalubridad y, sobre todo, por la muerte de un bebé en un gimnasio que servía de albergue improvisado para los refugiados, en un centro "desbordado e incapaz de atender necesidades básicas", lamenta la ONG Médicos sin Fronteras (MSF).
La Comisión Europea ha pedido a las autoridades del país que investiguen a fondo la muerte del bebé de tres meses, el detonante de las protestas que congregaron delante del centro a varios cientos de personas por una crisis que el Gobierno ya ha comenzado a tratar como una cuestión prioritaria. "Ahora mismo no estamos centrados en otra cosa", ha asegurado el primer ministro del país, Mark Rutte, quien ha descrito la situación como "terrible".
Los manifestantes portaban pancartas con lemas como "¡Queremos que Ter Apel vuelva!", "Ya hemos tenido más que suficientes problemas" y "Refugiados genuinos bien, alborotadores fuera". Otros portaban banderas holandesas invertidas, ya vistas en recientes protestas de los agricultores, informa el canal holandes NOS.
El presidente del Consejo Holandés para los Refugiados (COA) Frank Candel, asegura que la crisis de Ter Apel no tiene que ver con un aumento de número de refugiados, sino con los recortes presupuestarios del Servicio de Inmigración y al cierre de los centros de asilo, que han provocado la falta de alojamiento y un aumento en los tiempos de procesamiento de las solicitudes.
Como primera medida para aliviar la situación, la COA ha trasladado a 150 refugiados de Ter Apel a un polideportivo en Apeldoorn en un intento por aliviar el hacinamiento crónico en un centro que ha llegado a acoger a más de 500 personas.
MSF, en un comunicado de denuncia publicado este viernes, ha lamentado que la situación en Ter Apel, "cada vez más inhumana", ha forzado la intervención médica directa de la organización en suelo neerlandés por vez primera en los 50 años de historia de la ONG.
"El centro está completamente desbordado y no tiene capacidad suficiente para satisfacer las necesidades más básicas de los recién llegados", lamenta la ONG. "Todos ellos están viviendo en condiciones inhumanas e indignas", añade su directora general para el país, Judith Sargentini.
"Sin embargo, nuestra intervención es una medida provisional. El Gobierno holandés y los municipios locales deben mejorar urgentemente las condiciones de vida de todas estas personas y asumir la responsabilidad de proporcionarles atención médica", según Sargentini.
"Además, debe haber una solución estructural, como la creación de más centros de acogida y que estos sean mucho más humanos. Esto es algo que la sociedad lleva pidiendo al Gobierno de Países Bajos desde hace años", ha añadido.