Los dos grupos terroristas habían mantenido hasta hace unos meses una coexistencia pacífica pero se disputan ahora la primacía
MADRID, 6 Jun. (EUROPA PRESS) -
Hasta hace unos meses, el Sahel era una excepción en la escena terrorista mundial. Al contrario que en otros teatros de operaciones como Siria, Afganistán o Somalia, las filiales de Al Qaeda y Estado Islámico que operan en la región habían evitado la confrontación directa, optando por una cohabitación en general pacífica y una especie de 'entente' cordial. Pero el entendimiento ha llegado a su fin.
Desde principios de 2020, y en particular a partir de abril, los enfrentamientos entre milicianos del Grupo de Apoyo al Islam y los Musulmanes (JNIM), la filial de Al Qaeda, y los de Estado Islámico en el Gran Sáhara (ISGS) se han venido sucediendo en la zona fronteriza entre Malí y Burkina Faso, acabando con la excepcionalidad y abriendo un nuevo campo de batalla entre los dos grupos terroristas por antonomasia en la escena internacional.
Los expertos en yihadismo no terminan de ponerse de acuerdo sobre hasta dónde llegaba el 'acuerdo' entre ambos grupos. Así, algunos se inclinan por que lo que había era un reparto de áreas de actuación y una coincidencia en cuanto a que el objetivo son las fuerzas de seguridad nacionales e internacionales que operan en la región, mientras que otros señalan a un cierto grado de cooperación, principalmente en el plano logístico, pero en todo caso descartando acciones conjuntas.
En su comunicado con motivo de la festividad del Eid al Fitr, el nuevo portavoz de Estado Islámico, Abú Hamza al Qurashi, confirmó lo que ya había adelantado el grupo terrorista unas semanas antes en un artículo en su revista 'Al Naba': que hay una nueva guerra abierta en el Sahel entre las dos organizaciones.
Según Al Qurashi, Al Qaeda, y en este caso concreto JNIM, ha cometido una "traición" contra Estado Islámico a pesar de que "los soldados del 'califato' demoraron el enfrentarse a ellos y soportaron su daño durante años" e incluso "debatieron con sus emires (...) sobre el mejor camino".
CRÍTICAS CONTRA LOS "APÓSTATAS" DE AL QAEDA
El grupo terrorista se siente traicionado porque "los apóstatas de Al Qaeda se están ofreciendo para representar a los cruzados en la lucha contra los soldados del califato" a cambio de que el Gobierno maliense "acepte negociar con ellos y los cruzados abandonen la lucha en su contra", según explica su portavoz, de acuerdo con la traducción al inglés realizada por Aymen al Tamimi, experto en yihadismo.
Con ello, Al Qurashi se refiere en primer lugar a la decisión tomada en enero en la ciudad francesa de Pau por Francia, que tiene desplegada en la región la 'Operación Barkhane' de lucha contra el terrorismo, y el G-5 Sahel --integrado por Mauritania, Malí, Burkina Faso, Níger y Chad-- de dar prioridad en sus acciones a la filial de Estado Islámico que comanda Adnan Abú Walid al Saharaui.
Por otra parte, hace referencia al diálogo que habría abierto entre JNIM y el Gobierno maliense. El presidente del país, Ibrahim Boubacar Keita, anunció en febrero contactos con Iyad ag Ghali, líder de JNIM y antiguo líder de la rebelión tuareg, y con Amadou Koufa, que comanda el Frente para la Liberación de Macina (FLM), uno de los cuatro grupos que aunaron fuerzas en marzo de 2017 para crear la filial de Al Qaeda en el Sahel.
En un comunicado posterior, JNIM mostró su disposición al diálogo con Bamako si bien lo condicionó a la salida tanto de las tropas francesas de 'Barkhane' como las de la Misión de la ONU en el país (MINUSMA). Desde entonces, no ha habido más noticias respecto a los contactos y el 25 de marzo se producía el secuestro del líder de la oposición, Soumaila Cissé, detrás del cual, aunque no lo ha reivindicado, se cree que esta la 'katiba Macina' de Koufa.
Así las cosas, tras reprochar a Al Qaeda el haber dirigido "su fuerza para combatir a los soldados de Estado Islámico" en lugar de los "ejércitos de los cruzados y sus aliados apóstatas en Malí, Níger y Burkina Faso", Al Quraishi sostiene que JNIM se ha sentido amenazado ante las continuadas "conquistas" de ISGS y las deserciones en sus filas para unirse al grupo rival.
JNIM NO ACEPTA LAS DESERCIONES
Según el portavoz, el hecho de que "grandes grupos de sus seguidores los hayan abandonado y se hayan sumado a Estado Islámico" ha sido lo que les ha empujado a "matar a quienes les abandonan para unirse a los soldados del califato". Así pues, "tras su traición, la lucha se ha vuelto inevitable", subraya y advierte de que si son atacados responderán. "Tenemos más derrotas para ellos con el permiso de Dios todopoderoso", asegura Al Quraishi.
De acuerdo con la versión de esta 'guerra' ofrecida por Estado Islámico --por ahora JNIM no se ha pronunciado al respecto--, fueron los hombres de JNIM quienes la iniciaron, atacando posiciones de ISGS que respondió incluso con un atentado suicida con coche bomba. Por ahora no hay un balance de bajas en las filas de ambos bandos, si bien los medios locales han apuntado a decenas de fallecidos.
En realidad, todo parece resumirse a que los hombres de Ag Ghali estaban viendo amenazada su histórica hegemonía en la zona, donde Estado Islámico intensificó entre finales de 2019 y 2020 sus ataques de gran envergadura contra las fuerzas de los tres países, provocando con ello una oleada de deserciones de JNIM a ISGS, principalmente de miembros de la etnia fulani o peul parte del grupo que lidera Koufa.
Según señala Wassim Nasser, experto en yihadismo en un artículo para el 'think-tank' Center for Global Policy (CGP), el comandante de Estado Islámico en el Sahel, el fulani Abdel-Hakim al Saharaui, envió un mensaje a Koufa --también miembro de este grupo-- en el que pedía una tregua y el respeto de las reglas de enfrentamiento y advertía al líder del FLM en contra de enfrentamientos entre fulani, una comunidad en el punto de mira en la región dado que es la principal fuente de reclutas de los grupos yihadistas.
Por lo que parece, la tregua no ha sido aceptada, puesto que en los últimos días los expertos en la región han informado de nuevos enfrentamientos entre ambos grupos terroristas en los que, según parece, JNIM estaría imponiéndose por el momento.
¿Y AHORA QUÉ?
Y, aunque a priori el hecho de que los milicianos de Al Qaeda y los de Estado Islámico se estén matando entre sí en el Sahel pueda parecer una buena noticia, en realidad "la competencia entre organizaciones terroristas podría suponer un beneficio neto para ellos, impulsando el reclutamiento e incentivando la innovación", advierten en un artículo en 'Foreign Policy' Jacob Zenn y Colin P. Clarke, expertos en terrorismo.
Según argumentan, el hecho de querer superar al rival fomenta el deseo de "presentar una mejor oferta" experimentando con las acciones en busca de un mayor efectismo y de atraer nuevos combatientes. Además de una posible evolución hacia una mayor "sofisticación", algo que ya se ha visto en lago Chad donde Boko Haram se ha visto obligado a acciones más espectaculares para no perder terreno frente a Estado Islámico en África Occidental (ISWA), también podría empujar a intentar echar por tierra cualquier intento de negociar.
En este caso concreto, dado que la vía de la negociación ya parece abierta con JNIM, Estado Islámico trataría de "echar a perder cualquier futuro acuerdo de paz" y, además, resaltan los dos expertos, un eventual alto el fuego no obligaría a este grupo a acatarlo, lo que mantendría la violencia e incluso podría atraer a los combatientes más radicales de Al Qaeda a su seno. En último término, previenen Zenn y Clarke, "esto podría sumir a la región de vuelta en un caos que no ha visto desde 2012".