MADRID, 1 Abr. (EDIZIONES) -
Lenín Moreno y Guillermo Lasso han sido los elegidos para disputarse la Presidencia de Ecuador en la segunda vuelta electoral de este domingo, que obligará a la renovación en el Palacio de Carondelet, tras una década de Gobierno de Rafael Correa. Estos son sus perfiles:
LENÍN MORENO
Lenín Moreno, de 63 años, y su aspirante a vicepresidente, el actual 'número dos' Jorge Glas, son la baza de la izquierda ecuatoriana --representada por el gobernante Alianza PAIS y su nuevo socio, el Frente UNIDOS-- para retener el poder.
El candidato oficialista es una cara de sobra conocida por todos los ecuatorianos, ya que ha acompañado a Correa desde sus inicios, en 2007, hasta 2013, cuando abandonó la Vicepresidencia para asumir el cargo de enviado especial de la Secretaría General de Naciones Unidas sobre Discapacidad y Accesibilidad.
En su calidad de antiguo 'número dos', Moreno ha prometido mantener los logros de esta "década ganada" --como ha bautizado el oficialismo al mandato de Correa-- e intentar superar lo conseguido. "La experiencia ha sido buena, por eso, seguiremos con esta lucha", defendió al hacerse con la nominación presidencial.
No obstante, cuenta también con ideas propias, entre las que destaca el programa social Toda una Vida para garantizar ayudas públicas a los estratos más bajos de la sociedad ecuatoriana desde su nacimiento hasta su muerto, lo que tendría un impacto de 2.000 millones de dólares en las arcas públicas.
Además, se ha mostrado consciente de la necesidad de corregir el rumbo económico de la nación amazónica y ha prometido hacerlo poniendo el acento en los más jóvenes. Moreno quiere crear el Banco del Pueblo, que dará microcréditos con "intereses justos", como principal herramienta para crear 250.000 empleos, la mayoría entre jóvenes.
Moreno se presenta como un ejemplo de superación nacional. Nacido en Rocafuerte, una pequeña localidad de la selva amazónica, en una modesta familia de maestros rurales, logró despejar el camino hasta licenciarse en Administración Pública en la Universidad Central de Ecuador y convertirse en el director de la Federación Nacional de Cámaras de Turismo.
Su vida dio un giro radical cuando en 1998, en el auge de su carrera empresarial, hombres armados le dispararon por la espalda en plena calle para robarle. La bala dañó gravemente la médula espinal y le dejó paralítico a los 44 años.
Moreno sufrió una dolorosa convalecencia tras la cual decidió "volver a vivir" y ayudar a otras víctimas de experiencias traumáticas a hacer lo mismo mediante su 'teoría del humor', que ha difundido por todo el mundo con conferencias y libros.
Fue su lucha por los discapacitados lo que le valió la atención del entonces secretario general de la ONU, Ban Ki Moon, que en diciembre de 2013 le fichó para un cargo de nueva creación con sede en Ginebra especializado en lo que llama "la minoría más grande del mundo".
Su perfil humanista e internacional es uno de sus puntos fuertes, pero también el origen de la principal tacha en su currículum: ha sido acusado de cobrar dinero por dar "charlas motivacionales" a funcionarios ecuatorianos al mismo tiempo que trabajaba para la ONU con propósitos similares.
Moreno ha admitido que cobró 10.000 dólares por dar un discurso ante el Cuerpo de Bomberos de Quito pero ha sostenido que fueron donados a la Fundación Eventa, que pertenece a su familia y que tiene como objetivo ayudar a niños y ancianos abandonados.
GUILLERMO LASSO
Este banquero de 61 años nacido en Guayaquil, que concurre a los comicios presidenciales con su virtual vicepresidente Andrés Páez, es la propuesta del liberal Movimiento Creando Oportunidades (CREO) y de su nuevo aliado, el centrista SUMA 23, para este 2 de abril.
Es la segunda vez que Lasso trata de llegar a la Jefatura del Estado. Ya lo intentó en el proceso electoral de 2013 como primer espada del recién creado CREO y tan solo consiguió un 22 por ciento de los votos frente a un imparable Correa.
Para esta segunda tentativa se presenta como el "cambio" que necesita Ecuador, en medio de la crisis económica que amenaza con desmantelar la red de bienestar social que la Revolución Ciudadana de Correa ha labrado en los últimos diez años.
La receta de Lasso es una "racionalización administrativa", una desregulación burocrática y un alivio fiscal para estimular la demanda interna, devolver a Ecuador a los mercados internacionales y crear un millón de empleos en cuatro años --su promesa estrella--.
En el plano netamente político, Lasso promete acabar con "toda forma de caudillismo, mesianismo o personalismo político" --según el manifiesto ideológico de CREO-- y restaurar el "sistema de pesos y contrapesos" a través de otra reforma constitucional.
Uno de sus frentes de batalla será la libertad de expresión. El candidato conservador ha avanzado que derogará la Ley Orgánica de Comunicación que ha permitido al Gobierno de Correa estrechar el cerco sobre la prensa ecuatoriana.
Su propuesta de gobierno incluye también un eje social, menos desarrollado que los anteriores, basado en la educación, la sanidad y el acceso a la vivienda, y que está profundamente influenciado por sus convicciones religiosas como supernumerario del Opus Dei.
Lasso ha señalado como sus referentes internacionales al presidente peruano, Pedro Pablo Kuczynski, que el año pasado consiguió imponerse a los otros aspirantes con una tercera vía de corte centrista, y el español José María Aznar, de quien admira la política económica.
Sus credenciales abarcan los sectores público y privado. Lasso, licenciado en Economía por la Universidad Pontificia, amasó una fortuna con una carrera estelar en el sector bancario que le llevó incluso a la Presidencia del Banco de Guayaquil y que abandonó en los años 90 para formar parte de los gobiernos de Jamil Mahuad y Lucio Gutiérrez.
Su participación en el Gobierno de Mahuad es a su vez el principal lastre del candidato opositor. Llegó a ser ministro de Economía y Finanzas de un Ejecutivo que en 1999 provocó la mayor crisis económica sufrida por Ecuador.
Lasso se defiende esgrimiendo que su fugaz paso por el Gobierno --apenas un mes-- no le permitió tener un peso específico en las causas que desencadenaron la quiebra y que el Banco de Guayaquil fue la única entidad que sobrevivió.