MADRID, 9 Feb. (EUROPA PRESS) -
La Presidencia de República Democrática del Congo (RDC) ha asegurado que cuenta con "indicios graves" sobre un supuesto plan para "desestabilizar las instituciones democráticas", tras el arresto el sábado del consejero especial para Seguridad Nacional, Franois Beya.
El portavoz de la Presidencia, Kasongo Mwama, ha resaltado que "se trata de un asunto relativo a la seguridad del Estado" y ha agregado que "en el estado actual de las cosas, se puede afirmar que los investigadores disponen de indicios graves sobre acciones contra la seguridad nacional".
Así, ha incidido en que "los indicios son suficientemente graves y no pueden ser objeto de otras consideraciones de naturaleza tribal, clánica o regional". "El proceso democrático iniciado en nuestro país por el primer traspaso pacífico del poder en enero de 2019 es un logro sagrado que debe preservarse a toda costa", ha subrayado.
Por otra parte, ha resaltado que "la Presidencia invita a la población a la vigilancia y a evitar dar crédito a las especulaciones falsas difundidas por personas malintencionadas en medios y redes sociales", tal y como ha recogido la emisora congoleña Radio Okapi.
"No se tolerará ningún intento de desestabilización de nuestras instituciones democráticas. Por ello, durante las investigaciones, se pide a la población que mantenga la calma y se dedique con serenidad a sus ocupaciones diarias. La situación está bajo control", ha zanjado Mwama.
Las declaraciones del portavoz del presidente congoleño, Félix Tshisekedi, han llegado días después de la detención de Beya, quien permanece bajo custodia de la Agencia Nacional de Inteligencia (ANR), sin que por ahora hayan trascendido los motivos de su arresto o si ha sido imputado.
Tshisekedi tomó posesión en enero de 2019 tras imponerse en las elecciones del 30 de diciembre de 2018, celebradas tras dos años de aplazamientos y entre las denuncias contra su predecesor, Joseph Kabila, por sus presuntos intentos por extender su mandato a través de medios inconstitucionales.
Los resultados de las elecciones dejaron a Tshisekedi atado a Kabila, dado que la victoria del partido del presidente saliente en las parlamentarias limitaba su capacidad de acción. Sin embargo, durante los últimos meses ha roto estos lazos y conformado una nueva coalición para ganar capacidad de maniobra al frente del país.