MAREA (SIRIA)/BEIRUT, 28 (Reuters/EP)
Los rebeldes sirios respaldados por Turquía intentan rehabilitar a antiguos miembros del Estado Islámico en una escuela creada en la ciudad de Marea, en el norte de Siria, donde se enseña una versión moderada del islam.
Este centro, erigido en octubre, trata de encargarse de las miles de personas de Siria e Irak que se unieron al Estado Islámico y que impusieron sus brutales normas en la zona. La población siria e iraquí rechaza a muchos de estos antiguos combatientes, por lo que su reinserción se antoja difícil.
Hay 25 exmilicianos del Estado Islámico que se encuentran a día de hoy en esta escuela, en la que reciben clases de Derecho y doctrina religiosa. También se les proporciona ayuda psicológica para ayudarles a que abandonen su ideología extremista. De hecho, muchas de las condenas impuestas por los jueces a los antiguos miembros del Estado Islámico han incluido también que estos pasen tiempo en este centro de rehabilitación custodiados por un equipo de seguridad.
El director del centro, Hussein Naser, ha indicado que no se quedarán en esta escuela más de un año, principalmente porque no tienen capacidad para mantenerlos durante más tiempo. "Los objetivos del centro consisten en eliminar la ideología extremista de los miembros del Estado Islámico que tenemos, cercionándonos de su seguridad una vez que abandonen el centro y asegurándonos de que puedan vivir como civiles", ha añadido.
En esta instalación se evalúa cada mes a los exyihadistas y se comparten sus valoraciones con las autoridades locales, que toman sus decisiones en base a las recomendaciones del centro.
Aunque una gran cantidad de miembros del Estado Islámico han llegado de países extranjeros, muchos otros eran ciudadanos locales que se unieron a esta organización para protegerse a sí mismos o ganar dinero. En el centro, están divididos en tres categorías: aquellos que no han cometido crímenes contra civiles, aquellos que sí y los extranjeros.
TESTIMONIOS DE EXYIHADISTAS
Entre estos antiguos yihadistas, vestidos de negro y naranja, nadie responde a las preguntas del clérigo del centro sobre cuestiones relacionadas con el islam. "¿Por qué os habéis unido entonces al Estado Islámico si ni siquiera sois capaces de responder a preguntas como ésta?", ha mencionado el clérigo.
Uno de estos exmiembros del Estado Islámico, Jalil Abdul-Ghafur, de solo 14 años, ha asegurado que se unió a los yihadistas después de que llegaran a donde vivía. Entonces recibió clases de 'sharia' y se entrenó en el uso de armas ligeras y pesadas. Únicamente abandonó el grupo cuando se dio cuenta de que los rebeldes habían detenido a su padre debido a que también formaba parte del Estado Islámico.
"No sé qué decirte. Normalmente (los yihadistas) nos mostraban vídeos. Nos hablaban sobre el cielo, la libertad y todo eso", ha añadido cuando se le ha preguntado por qué se unió al Estado Islámico.
Por su parte, Ersin Jizri, de 22 años, abandonó su hogar en Ucrania y viajó hasta Siria con su mujer y un bebé para unirse a las milicias yihadistas. Sin embargo, dejó el Estado Islámico en enero porque percibió que no actúaban de manera justa, por lo que se unió a los rebeldes de Siria.
Los combatientes del Estado Islámico mataban y torturaban de manera pública para imponer su draconiano código religioso, esclavizaban sexualmente a las mujeres secuestradas y asesinaban a los prisioneros de guerra y a los miembros de tribus enemigas. Incluso muchos casaban a las hijas de influyentes familias locales y, en los últimos años, también a las de familias pequeñas.
En las zonas donde este grupo terrorista se asentaba, la gran mayoría de personas se unió a ellos para protegerse o para tener un mínimo esencial para vivir.
Por el momento, el deseo de los yihadistas de establecer un califato está a punto de terminarse, ya que han perdido importantes extensiones de territorio y la mayoría de las ciudades principales que ocupaban en Siria e Irak.