Muchas mujeres aspiran a hacer historia con su entrada en el Congreso estadounidense
MADRID, 28 Oct. (EUROPA PRESS) -
Los estadounidenses contarán con una cifra récord de mujeres para elegir en las 'midterms' del 6 de noviembre, en las que están en juego los 435 escaños de la Cámara de Representantes y un tercio de los 100 escaños del Senado, pero aún está por ver si eso se traduce en un aumento del número de mujeres en el Congreso.
En total, 23 mujeres buscan hacerse con un escaño en el Senado y otras 237 harán lo propio por la Cámara de Representantes, lo que supone que representan el 32,4 por ciento de los candidatos en la Cámara Alta y el 28,7 por ciento de los candidatos en la Cámara Baja. No obstante, el reparto no es igual entre los dos grandes partidos, ya que el 75 por ciento de ellas son demócratas.
El elevado número de mujeres candidatas ha generado la esperanza en que se reediten las cifras alcanzadas en las elecciones de 1992, el conocido como 'Año de las Mujeres' ya que entonces fueron elegidas un número récord de mujeres al Congreso, situando la representación femenina en el 10 por ciento. En la actualidad, las mujeres constituyen en torno al 20 por ciento.
Aquel año, muchas mujeres se vieron inspiradas a presentarse en respuesta a las audiencias de confirmación en el Senado del juez del Tribunal Supremo Clarence Thomas durante las que una comisión integrada exclusivamente por hombres blancos interrogó a la abogada afroamericana Anita Hill, quien acusaba al magistrado de acoso sexual.
Las elecciones de 2018 también han venido precedidas de las polémicas sesiones para la confirmación en el Senado del juez Brett Kavanaugh, acusado de acoso sexual por varias mujeres, y de la comparecencia de la profesora universitaria Christine Blasey Ford, quien le acusa de haber intentado violarla cuando estaban en el instituto.
Pero quizá, lo que más ha empujado a mujeres de todo tipo a presentarse ha sido la elección de Donald Trump como presidente en 2016 y el fenómeno #MeToo que ha llevado a mujeres de todo el país ha decidirse a denunciar los abusos de los que han sido víctimas por parte de hombres de todos los estratos sociales.
MÁS INTERÉS POR LA POLÍTICA CON TRUMP
En un sondeo publicado el pasado julio por Pew Research Center, el 52 por ciento de los estadounidenes reconocieron que prestan más atención a la política desde que ganó Trump, frente al 33 por ciento que le prestan la misma y el 13 por ciento que le presta menos atención.
En el caso de las mujeres, el 58 por ciento aseguran que están más atentas a la política, frente al 46 por ciento de los hombres, una cifra que sube hasta el 63 por ciento en el caso de las mujeres demócratas, frente al 54 por ciento de las republicanas.
La cifra récord de mujeres candidatas, como destaca Christine Jahnke en un artículo publicado en Gender Watch 2018, el proyecto del Centro para las Mujeres Estadounidenses y la Política (CAWP) de la Universidad de Rutgers, ha supuesto también un cambio en la manera de hacer campaña.
"El guión político que dicta cómo se gestionan las campañas, que en gran medida ha sido escrito por hombres para hombres, está siendo cada vez más dejando de lado a medida que las mujeres compiten en sus propios términos", subraya Jahnke.
Un ejemplo de ello es que para estas elecciones se ha podido ver a las candidatas en anuncios en los que aparecen con sus parejas del mismo sexo, amamantando a sus hijos, haciendo submarinismo, pilotando un avión de combate o mostrando sus tatuajes, resalta la experta. "2018 pasará a la historia por el diverso elenco de mujeres que se presentan. Igualmente significativo es que las mujeres están ejerciendo el control de nuevas maneras sobre sus campañas y la imagen que presentan a sus votantes", añade.
MÁS MUJERES NO SE TRADUCE EN MÁS CONGRESISTAS
Pero que haya una cifra récord de mujeres candidatas no significa de forma automática que vaya a haber más mujeres congresistas. De hecho, según CAWP, aunque todas las mujeres que se presentan lograran sus escaños, solo supondrían el 24 por ciento de la Cámara de Representantes y el 25 por ciento del Senado. En un total de 33 escaños, serán dos mujeres las que se disputen el puesto.
Según resaltan las expertas del CAWP, si hay algo que en Estados Unidos define el voto es el partido con el que se identifica el elector. Aunque las mujeres tienen a identificarse más con el Partido Demócrata y los hombres con el Republicano, una vez que apuestan por uno de los dos grandes partidos es muy improbable que voten a un candidato del otro.
Así pues, frente a una mujer candidata del partido contrario y un hombre candidato del propio, lo más probable es que las votantes se decanten por el segundo. Esto quedó demostrado en las presidenciales de 2016, cuando las mujeres republicanas votaron abrumadoramente a Trump, pese a sus "problemas con las mujeres".
Otros factores que decantan el voto son la raza, el nivel educativo y la clase social. Así, afroamericanas y latinas al igual que las mujeres con titulación universitaria suelen votar demócrata, mientras que la mayoría de las mujeres blancas votan por el Partido Republicano. A menor nivel de ingresos, también es más probable que se decanten por este último partido.
Las mujeres suelen votar con más asiduidad que los hombres, tanto en las elecciones presidenciales como en las 'midterms'. Así pues, habida cuenta de que su voto suele ser mayoritariamente demócrata, cabría pensar que si en esta ocasión son más las mujeres que acuden a las urnas el partido tendría más opciones de arrebatar los escaños suficientes como para hacerse con la mayoría en una de las dos cámaras. Sin embargo, como recuerda el CAWP, "en 2016 las mujeres blancas votaron en índices por encima de la media y la mayoría de ellas votaron por Donald Trump".
A UN PASO DE LA HISTORIA
Pese a todo hay muchas mujeres a un paso a hacer historia. Rashida Tlaib, de Michigan, e Ilhan Omar, de Minnesota, podrían convertirse en las primeras mujeres musulmanas en el Congreso. En el caso de la segunda, se da la circunstancia de que compite para ocupar el escaño que dejará vacante Keith Ellison, el primer congresista musulmán. Además, sería la primera mujer de color elegida por Minnesota, la primera americano-somalí y la primera persona nacida en África elegida congresista.
Por su parte, Deb Haaland, de Nuevo México, tiene opciones de convertirse en la primera mujer nativa americana en el Congreso, a quien podría sumarse Sharice Davids, de Kansas.
Mientras, en Texas Veronica Escobar y Sylvia Garcia serían las primeras latinas en representar al este estado en el Congreso, mientras que Jahana Hayes, de Connecticut, Ayanna Pressley, de Massachusetts, y Pearl, de Pennsylvania, serían las primeras mujeres de color en representar a sus respectivos estados. Marsha Blackburn, de Tennessee, y Cindy Hyde-Smith, de Mississippi, dos estados del sur, aspiran a convertirse en las primeras representantes de los mismos en el Senado.