Sala de reuniones en Bruselas
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Actualizado: viernes, 15 diciembre 2017 7:38

BRUSELAS, 15 (EUROPA PRESS)

Los jefes de Estado y de Gobierno de la Unión Europea intentan este jueves desbloquear la reforma de la política de asilo que lleva meses estancada y que aspiran a cerrar en junio del próximo año, a pesar de que incluir un sistema de cuotas obligatorias de acogida de refugiados como pide Bruselas sigue enfrentando a los Estados miembros.

"Estas divisiones están acompañadas de emociones que hacen más duro encontrar incluso un lenguaje común o argumentos racionales para el debate", ha avisado el presidente del Consejo europeo, Donald Tusk, a su llegada a la cumbre europea que se celebra entre el jueves y el viernes en Bruselas.

Por ello, el exprimer ministro polaco ha planteado a los Estados miembros aparcar una de las propuestas clave de la Comisión Europea para gestionar mejor las crisis migratorias en el futuro; un mecanismo de cuotas obligatorias de acogida que se activaría únicamente en casos de crisis graves y que rechazan de plano los países del Este.

La discusión a Veintiocho durante la cena ha sido "franca y sobria", ha servido para que cada parte reiterara sus posiciones sin que haya habido sorpresas, ni desembocado en decisiones o "nuevos elementos", según fuentes conocedoras del debate.

"Las posiciones no han cambiado", ha indicado la canciller alemana, Angela Merkel, al término de la cena en la que los líderes europeos han abordado la cuestión migratoria. Con todo, ha añadido, existe un "mandato claro" respecto a la necesidad de continuar trabajando para cerrar un acuerdo en junio del próximo año.

El presidente de la Comisión Europea, Jean-Claude Juncker, por su parte, se ha limitado a decir que los Veintiocho están "examinando las diferentes propuestas" para reformar la política de asilo y que si no se logra un acuerdo por consenso, "no hay que excluir que algunos de esos puntos de diferencia se decidan por mayoría cualificada".

El modo en que Tusk describió el sistema obligatorio de cuotas en el documento de trabajo remitido días antes a las capitales --"ineficaz"-- irritó a la Comisión Europea, cuyo comisario de Inmigración, Dimitris Avramopoulos, reaccionó tachando de "inaceptable" y "antieuropea" la idea de Tusk.

Pese a la polémica, Tusk considera que el lenguaje utilizado para abrir el debate con los líderes es el adecuado y mantiene que el reparto de la acogida mediante un sistema de cuotas "no ha funcionado" para frenar los flujos, lo que demuestra su ineficacia, según han señalado fuentes de su gabinete.

NO A LA SOLIDARIDAD SELECTIVA

"En mi opinión, no puede haber una solidaridad selectiva entre socios europeos, los países que están en la frontera exterior tienen una gran responsabilidad", declaró Angela Merkel, a su llegada a la cita europea.

Las reglas actuales de la UE que confieren la responsabilidad total de atender y tramitar todas las peticiones de asilo que recibe al país de entrada colapsó a Italia y Grecia en 2005 y ha quedado claro que "no han funcionado", ha dicho Merkel, pero la reforma debe pasar, ha dicho, por "soluciones solidarias".

La firmeza de Merkel se alinea con las reivindicaciones de Italia, cuyo primer ministro, Paolo Gentiloni, ha subrayado que la fórmula de cuotas obligatorias son "el mínimo exigible" a una Unión Europea que debe responder con responsabilidad y solidaridad. "Para nosotros los muros y cerraduras son un error", ha añadido.

Gentiloni se ha pronunciado así después de una reunión con los países que formal el grupo de Visegrado (Hungría, Polonia, República Checa y Eslovaquia), auspiciada por el presidente de la Comisión Europea, Jean-Claude Juncker.

"Necesitamos solidaridad, es simplemente necesario", ha considerado el primer ministro de Países Bajos, Mark Rutte, mientras que la presidenta de Lituania, Dalia Grybauskaite, apuntaba que hay "muchas formas de solidaridad" para afrontar la presión migratoria.

El presidente de Francia, Emmanuel Macron, ha defendido la solidaridad entre Estados miembros, pero ha pedido que se haga "sin caer en bloqueos excesivos" que impiden progresar en la reforma profunda de la política europea de asilo y migración. "Todo el mundo debe poner de su parte para encontrar buenas convergencias", ha añadido.

RECHAZO DEL ESTE A LAS CUOTAS

Los países del Este son los que más claramente se han opuesto a las cuotas e incluso tres de ellos --Hungría, Polonia y República Checa-- han boicoteado el programa de reubicación con el que la UE ha trasladado a miles de refugiados desde Italia y Grecia al resto de países en los últimos dos años.

Las diferencias siguen patentes, como han confirmado posteriormente todos los participantes de la reunión, pero este jueves han limado asperezas con un acuerdo por el que el grupo Visegrado aportará 35 millones de euros a las medidas de control para frenar el paso de inmigrantes desde Libia.

"Rechazamos totalmente las cuotas porque no funcionan, son ineficaces, y apoyamos la idea de Tusk, porque la decisión sobre las cuotas divide a la Unión Europea y debemos ser muy cautos en el futuro con estas decisiones", ha aseverado el primer ministro de Eslovaquia, Robert Fico.

Preguntado por qué alternativa propone entonces para asegurar la atención y protección de los refugiados que llegan a suelo comunitario, Fico ha zanjado la cuestión afirmando que "no existe un Derecho Humano para ir a la Unión Europea".

"Creo que Tusk dijo la verdad, lo que pensamos, que las cuotas no son la solución a la inmigración ilegal", ha dicho, por su parte, el mandatario checo, Andrej Babis.

El primer ministro belga, Charles Michel, ha sido de los pocos en criticar directamente la actitud de los países del este, a los que, sin mencionarlos, ha afeado su "mala voluntad" por no cumplir con las obligaciones de acogida pactadas a 28 en 2015 e impedir ahora que avance la reforma global.

"Europa no es simplemente un cajero automático cuando se necesita el apoyo de Europa, sin demostrar nunca responsabilidad y solidaridad cuando es necesario", ha declarado Michel, quien ha insistido en la necesidad de "reglas compartidas" y pedido afrontar "juntos" problemas como el de la migración.

El mandatario luxemburgués, Xavier Bettel, por su parte, ha pedido comprensión para las dos partes y ha recalcado el "bloqueo a nivel político" que sufre la reforma de la política de asilo. "Políticamente estamos en un punto muerto y tratamos de avanzar, poco a poco", ha concluido.

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