IDOMENI (GRECIA), 8 (Reuters/EP)
Los refugiados e inmigrantes atrapados en la frontera entre Grecia y Macedonia han prometido quedarse ahí este martes, horas después de que la Unión Europea y Turquía hayan firmado un principio de acuerdo para tratar de frenar el flujo de llegadas a través del Egeo.
Al menos 30.000 personas han quedado atrapadas en varias partes de Grecia ante el cierre en cascada de las fronteras por los países de la ruta de los Balcanes que en el último año han usado más de un millón de personas para llegar a los países del norte de Europa.
Este martes no hay signos de que la presión se esté reduciendo, con miles de personas haciendo fila a la espera de que Macedonia reabra la frontera. Según la Policía griega, la frontera no se ha abierto en las últimas 24 horas, pero la intensa lluvia y la declaración de los líderes europeos de que la ruta de los Balcanes está "cerrada" no parecen haber minado su resolución.
"Nos quedaremos aquí incluso si morimos todos", asegura Kadriya Jasem, una joven de 25 años de Alepo, en Siria, que figura entre las alrededor de 13.000 personas que viven en el improvisado campamento erigido en Idomeni, una localidad fronteriza griega.
La joven sostiene a su bebé de cuatro meses en sus brazos, que dice que necesita a un médico. "Por favor abrid la frontera, aunque solo sea por los niños", reclama.
Este martes de han producido nuevas llegadas a Idomeni, aunque a un ritmo menor, según testigos de Reuters. Tampoco parecen haber cesado las llegadas de personas a las islas griegas, donde los guardacostas han registrado 391 nuevas llegadas en las últimas 24 horas.
La OTAN comenzó patrullas en el Egeo este lunes en apoyo a los esfuerzos para localizar las embarcaciones de inmigrantes, superando las sensibilidades territoriales en Grecia y Turquía a patrullar en las aguas de estos dos estados miembro.
Por el momento no está claro si las autoridades griegas prevén trasladar a los inmigrantes fuera de la frontera con Macedonia. Una operación de este tipo se produjo hace dos semanas, pero entonces en Idomeni solo había unos 1.000 inmigrantes y no más de 13.000 como ahora.
Macedonia ha restringido la entrada de forma drástica en las dos últimas semanas y media, comenzando por imponer restricciones y no permmitiendo cruzar a los afghanos, luego ralentizado la tasa de admisión y las horas en las que la frontera permanece abierta.
Entretanto, este martes varios bebés permanecían sentados en una caja de cartón en la frontera. Durante la noche ha llovido con intensidad, calando cientos de pequeñas tiendas de campaña diseñadas para un tiempo mucho más benévolo. Muchos de los presentes tosen.
"Temo que moriremos aquí, estamos todos enfermos", comenta Amina Jalil, de 20 años y también de Alepo. "Estamos viviendo como animales salvajes pero si nos marchamos perderemos nuestro número prioritario para ir a Europa, si Macedonia alguna vez nos permite pasar", subraya.