Hasta ahora no era usual que las mujeres estuvieran al volante
TINDUF (ARGELIA), 21 May. (Por Russell Fraser, ACNUR) -
Cuando Mana Mustafa repentinamente se puso de parto, llegar al hospital con su hermana mayor Ghalia no era un problema: un vecino las llevaría en coche. Pero llegar a casa en el desierto del Sáhara para recoger algunas cosas necesarias para el bebé sí lo era.
"Debido a nuestra repentina marcha, no hubo tiempo de llevar nada al hospital: ni ropa de cama, ni ropa ni nada para envolver al bebé", explica Mana, de 22 años.
Incapaz de conducir, Ghalia, de 31, tenía pocas opciones que no fuera caminar varios kilómetros de vuelta a su casa en el campamento de Dajla para recoger algunas cosas, algo que demostró ser demasiado como para volver al hospital a pie. Tuvo que esperar horas antes de poder conseguir un viaje de vuelta al hospital ya que, como muchas saharauis, no podía conducir.
Pero en lugar de ceder a la frustración y la impotencia, ella y Mana se pusieron en marcha. Motivadas por la experiencia, elaboraron un plan para fundar una autoescuela en Dajla solo para mujeres, para las que ponerse detrás del volante todavía sigue siendo considerado algo inusual, aunque las actitudes conservadoras saharauis han comenzado a cambiar.
"Esta percepción ya está cambiando rápidamente, ya que la necesidad de que las mujeres conduzcan está siendo reconocida por la comunidad; muchas familias no tienen una presencia constante masculina y por ello las mujeres de esas familias dependen de otras para el transporte", explica Ghalia.
Dajla es uno de los cinco campamentos en el suroeste de Argelia en los que se instalaron miles de saharauis desde mediados de los años 1970 huyendo del conflicto en el Sáhara Occidental. Cuarenta años después, el Alto Comisionado de la ONU para los Refugiados (ACNUR) sigue asistiendo a 90.000 refugiados saharauis vulnerables, que dependen de la asistencia humanitaria.
FRUSTRACIÓN ENTRE LOS JÓVENES
Su prolongado desplazamiento y limitadas perspectivas, especialmente para los más jóvenes como Ghalia y Mana que han nacido y se han criado en los campamentos, genera frustración. Esta se ve agravada por el aislamiento de Dajla, que es el campamento más alejado de Tinduf, la única ciudad de cierto tamaño en una zona escasamente poblada.
El proyecto de Ghalia y Mana, que han puesto en marcha junto con otras dos mujeres del campamento, es uno de los varios elegidos el año pasado por ACNUR y Oxfam Bélgica que buscan empoderar a los jóvenes y fomentar el espíritu de comunidad. Está previsto que abra para otoño y será desarrollado por las propias mujeres, con asesoramiento y entrenamiento de ACNUR y su socia.
"La autoescuela es exactamente el tipo de proyecto que necesitamos para mejorar los medios de subsistencia de los refugiados saharauis, especialmente los jóvenes, que no están faltos de grandes ideas y que saben lo que necesitan", resalta Isabel Selles Zaragozi, responsable de la suboficina de ACNUR en Tinduf.
"Junto con nuestros socios humanitarios, hemos estado cubriendo las necesidades básicas como comida, agua y sanidad. Ya ha llegado el momento de que invirtamos también en oportunidades para empoderar a la comunidad y crear proyectos de medios de vida sostenibles, especialmente para la generación joven, y esto es lo que hemos comenzado a hacer en los últimos años", precisa.
Mana será la directora de la autoescuela y Ghalia su asistente. Ambas prevén contar con 100 alumnas en los primeros ocho meses y ya tienen un instructor elegido. Una vez abra, la escuela dará empleo a cinco personas.
LOS JÓVENES TIENEN MUCHA EDUCACIÓN
Mohamed Abdelhay, que está al frente de estos proyectos de jóvenes en Oxfam, es él mismo un refugiado saharaui. "La generación más joven tiene mucha educación y experiencia ganada fuera de los campamentos, pero aún no ha tenido la oportunidad de aplicar su talento de forma constructiva, o de darse cuenta de su potencial. Establecer proyectos para atender las necesidades sociales reales les ayudará a hacerlo", sostiene.
Preguntada sobre cómo se sentirá cuando vea a mujeres que obtienen el permiso de conducir, Mana se muestra clara: "seré muy feliz". "Las mujeres serán libres de moverse sin depender de otros", subraya.