Un refugiado sirio muere en Líbano tras prenderse fuego por la crisis económica

Refugiados sirios inspeccionan sus casas demolidas en el este de Líbano
Refugiados sirios inspeccionan sus casas demolidas en el este de Líbano - Marwan Naamani/dpa - Archivo
Publicado: lunes, 6 abril 2020 17:16


BEIRUT, 6 Abr. (DPA/EP) -

Un refugiado sirio, Bassam Hallak, ha muerto tras prenderse fuego a lo bonzo en el este de Líbano para protestar por la falta de empleo debido a la crisis económica provocada por el nuevo coronavirus y las restrictivas medidas impuestas para frenar su contagio.

El incidente ha ocurrido en el valle de la Becá, en el este del país, principal zona agrícola de Líbano, cuando Hallak vertió combustible sobre sí mismo y se prendió fuego.

Fue trasladado a un hospital donde ha fallecido, según recoge la agencia de noticias estatal libanesa, NNA. El vídeo con su inmolación se ha difundido ampliamente en redes sociales.

La Asociación Más Allá, dedicada a asistir a refugiados sirios, ha denunciado que el hombre no podría cubrir los gastos de su familia ante la falta de empleo y la difícil situación que atraviesa el país incluso desde antes de la llegada de la nueva enfermedad.

"Los refugiados sirios afrontan momentos difíciles, en especial quienes trabajan en empresas u otros empleos como jornaleros y no tienen permiso para ello de las autoridades libanesas", ha explicado la directora de la Asociación Más Allá, Maria Assi. Los refugiados sirios trabajan principalmente en explotaciones agrarias y siguen haciéndolo pese al coronavirus, ha destacado Assi.

Este mismo lunes el Ejército libanés ha dispersado una manifestación en la ciudad libanesa de Trípoli en la que los asistentes han coreado consignas contra la corrupción y el Gobierno, al que han exigido ayudas urgentes ante las dificultades económicas y las penosas condiciones de vida, según informa la agencia de noticias NNA.

Líbano acoge a casi un millón de refugiados sirios que huyeron de la guerra en su país, aunque se trata solo de la cifra oficial del Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR). La cifra real sería aún mayor.

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