Más llegadas, más países de origen y nuevas rutas hacen a esta crisis distinta a la vivida en los 1990
MADRID, 22 Sep. (EUROPA PRESS) -
Europa se enfrenta actualmente a una crisis de refugiados sin precedentes en muchos aspectos, principalmente en el número de llegadas y en los países afectados, pero cuenta con la experiencia y la capacidad para hacerla frente gracias a los cambios que se han realizado desde la última crisis en los años 1990 durante la descomposición de la antigua Yugoslavia.
Ese es el mensaje de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) en su último número de 'Debates de Política Migratoria', en el que analiza la situación actual y resalta los mecanismos y experiencias adquiridos en los últimos 25 años para poder hacer frente a situaciones de llegada masiva de solicitantes de asilo al continente europeo.
En primer lugar, reconoce que esta crisis "no tiene precedentes" en términos de las personas implicadas, ya que, si en 2014 se presentaron 630.000 solicitudes de asilo en la UE, una cifra solo alcanzada durante la guerra de Bosnia en 1992, para 2015 las estimaciones son de que se llegue al millón, si bien solo se daría protección a entre 350.000 y 450.000 personas.
ASPECTOS DISTINTOS
Otra diferencia es el aumento de las rutas por las que llegan los refugiados. Así, la ruta del Mediterráneo Central desde Libia a Italia se mantiene, mientras que la del Mediterráneo Oriental y los Balcanes ha intensificado considerablemente su tráfico -también para nacionales de estos países sobre todo albaneses y kosovares--. Por contra, la ruta del Mediterráneo Occidental a través de Ceuta y Melilla "se ha vuelto menos accesible", según el informe.
La crisis actual afecta en particular a unos pocos países, en primer lugar a los de llegada -Italia, Grecia y Hungría_mientras que el destino final de estas personas parece seguir siendo el mismo que en los 1990: Alemania, Austria, Suecia y Suiza. En el caso de Alemania, resalta el documento, si este año recibiera las 800.000 solicitudes que estima su Gobierno representaría el 1 por ciento de su población, lo que supondría "el mayor flujo anual de personas que buscan asilo en un país de la OCDE jamás registrado".
Los países de origen de los refugiados que llegan a Europa también son ahora más variados y heterogéneos, al igual que los motivos que les empujan a huir de ellos, lo que hace que "esta crisis sea particularmente difícil de afrontar", admite la OCDE.
El informe pone el acento asimismo en el hecho de que, "al contrario de la percepción pública, los refugiados no son generalmente los más pobres de entre los pobres de su país de origen y tienden a tener mayores niveles de cualificación que la población general de los países de origen".
Durante la ola de refugiados por las guerras en la antigua Yugoslavia, solo el 15 por ciento tenía un título universitario de media -en el caso de los llegados a Suecia era del 33 por ciento--, sin embargo se ha constatado que los sirios que llegan actualmente parecen contar con una mejor formación. Según los datos de Suecia, más del 40 por ciento de los sirios que han llegado al país tiene educación secundaria, frente al 20 por ciento de los procedentes de Afganistán.
Otro aspecto importante que ha cambiado es el incremento en las llegadas de menores no acompañados, algo que la OCDE considera "preocupante". En 2014, 24.000 menores no acompañados llegaron a la UE, lo que supone el 4 por ciento de todos los solicitantes de asilo. "Los menores no acompañados representan un enorme reto en términos de alojamiento, supervisión, escolarización y medidas de apoyo para menores", admite el informe.
EUROPA TIENE EXPERIENCIA
Aunque no se puede hacer "una comparación exacta" de la crisis actual con otras, la OCDE subraya que el continente ya ha vivido otros movimientos de población a gran escala como el fin de la Segunda Guerra Mundial, el periodo post-colonial o el conflicto de Bosnia más recientemente. En todos estos casos, "los países europeos, incluso aunque les pilló inicialmente fuera de juego, fueron en general capaces de afrontar con éxito la situación e integrar a los migrantes que quedaron".
En este punto, el informe hace especial hincapié en que los marcos legales e institucionales han cambiado dramáticamente en el continente y se han sentado las bases para una política de asilo común en la UE, entre otros con Schengen o la Convención de Dublín.
Asimismo, aunque reconoce la disparidad económica entre el norte -con menos desempleo que en los 1990_y el sur con países como Grecia aquejados de una grave crisis económica, considera que "la capacidad para responder es ahora mejor que a principios de los 1990".
La OCDE reconoce que "la recepción e integración de refugiados presenta grandes retos que no deberían ser subestimados", principalmente en lo que se refiere a la integración de estas personas. Así, defiende la necesidad de su inclusión en el mercado laboral y en el sistema escolar en el caso de los menores.
"Una integración exitosa no solo mejora los beneficios económicos y fiscales (del país de acogida), sino que también es un importante factor de cohesión social", sostiene el documento, defendiendo que "la integración de refugiados debe verse como una inversión".
"Europa tiene tanto la obligación como la capacidad de afrontar esta trágica crisis sin precedentes. Hay fuertes similitudes con crisis anteriores de refugiados pero los flujos están más mezclados en términos de rutas migratorias, países de origen y perfil educativo de los migrantes", resume el informe.
"Esto plantea retos significativos a los sistemas de asilo y para las políticas de integración de los que se quedan", admite, defiendo que ha llegado el momento de "centrar la atención en medidas de emergencia para dar la bienvenida a refugiados y acelerar el procesamiento de las solicitudes de asilo para evitar que se acumulen y se alarguen los procesos".
"Es crítico empezar a considerar la cuestión de la integración de los que recibirán el estatus de refugiado y al mismo tiempo, es urgente abordar algunas de las causas en la raíz de la crisis y garantizar una política de respuesta coordinada e integral", remacha la OCDE.