Piden una "solución regional" y un plan Marshall para Siria que garantice la paz
MADRID, 3 Feb. (EUROPA PRESS) -
El periodista sirio Mazen Darwish acaba de llegar a Europa junto a su mujer, Yara Bader, después de pasar más de tres años en las cárceles del régimen de Bashar al Assad y, a pesar de sentirse agradecido, considera que la respuesta que ha dado el viejo continente a la crisis de refugiados es "vergonzosa".
Darwish fue detenido en 2012 por su labor al frente del Centro Sirio de Medios, desde el que denunció las violaciones de los Derechos Humanos durante el primer año de guerra. Bader inició entonces una campaña internacional para conseguir su liberación, que finalmente llegó el año pasado.
Desde el 9 de noviembre están en Alemania. "Nos sentimos muy afortunados porque todavía estamos vivos. Hay muchos colegas que no lo pueden contar porque han muerto", dice Darwish en un encuentro con la prensa española organizado por Reporteros Sin Fronteras (RSF).
"Como refugiado en Alemania, me siento muy agradecido de que nos acojan, como es obvio, pero este agradecimiento se mezcla con el dolor porque hemos tenido que dejar nuestro país por miedo, por miedo al régimen sirio, por miedo a las facciones armadas, por miedo al terrorismo", cuenta.
Bader, cuya familia también está en Alemania, destaca que "la gente es increíblemente agradable", pero subraya que ser refugiado "no es nada fácil". "De repente no tienes casa, vives con una maleta. Cualquier cosa relacionada con tu rutina diaria cambia. Estás muy asustado, es como si no hubiera tierra bajo tus pies", relata.
Ambos insisten en que, aunque "sobre el papel todo es idílico, la realidad es otra". "Ser refugiado no es nada agradable", cuenta Darwish. Su mujer explica que los recién llegados se enfrentan a "una idea caricaturizada". "No saben nada de nosotros, excepto que somos musulmanes y los musulmanes matan para ir al paraíso, eso es lo que ha conseguido el Estado Islámico", señala Bader.
El matrimonio es consciente del reto que supone la masiva afluencia de personas pero lamenta que "mientras Líbano, un país pequeño, acoge a dos millones de refugiados sirios, países como España, Estados Unidos o Rusia se niegan a dar asilo a estas personas". "Es algo vergonzoso", dice Darwish.
"En Siria hay 23 millones de personas que se pueden repartir por todo el mundo, pero el problema es que hay muchísima gente que quiere vivir en su país y se ve obligada a dejarlo bajo el yugo del régimen, del Estado Islámico, de la intolerancia y de la violencia", recuerda.
"LUZ AL FINAL DEL TÚNEL"
Darwish considera que "hay que ir a la raíz del problema" y buscar una "solución real para Siria". En este sentido, opina que el incipiente diálogo de paz entre el Gobierno y la oposición, que se desarrolla en Ginebra bajo el auspicio del enviado especial de la ONU, Staffan de Mistura, "ofrece algo de luz al final del túnel".
Interrogado sobre su 'hoja de ruta', aclara que no posee "una varita mágica", pero defiende la necesidad de parar inmediatamente la guerra. "Hay que poner una línea roja, decir 'hasta aquí hemos llegado'. No se puede seguir matando a civiles. No se puede asesinar a la población", afirma.
Sobre los siguientes pasos, indica que el final de la guerra siria pasa por "una solución regional" porque "estamos ante una crisis internacional" en la que se enfrentan, no solo intereses domésticos, sino grandes potencias como Irán y Arabia Saudí o Rusia y Estados Unidos.
"Si hay algo bueno en todo esto es que el mundo es consciente de que el problema lo tenemos todos", estima. "El mundo es ahora una aldea global en la que no hay crisis internas. Una crisis interna se convierte en una crisis externa enseguida", argumenta Darwish.
Además, Bader sostiene que "la comunidad internacional es responsable" de lo que ocurre en Siria. "Llevamos muchos años sufriendo un régimen férreo y el mundo ha mirado a otro sitio. Solo cuando llegaron los refugiados a Europa y los atentados a Francia el mundo se dio cuenta", esgrime su marido.
UN PLAN MARSHALL PARA SIRIA
Para el día después de la guerra, Darwish propone "un plan Marshall para Siria". "Hace falta justicia porque sin justicia no puede haber reconciliación y sin reconciliación no puede haber paz, de lo contrario, vamos hacia soluciones como bombas de relojería, que podrían volver a estallar", alerta.
El periodista asume que "esto nos va a llevar muchísimo tiempo" porque admite que en el núcleo del problema, no solo en Siria, sino en la región, está una religión "que vive en la Edad Media" y que "se ha usado con fines políticos".
"Irán (chií) y Arabia Saudí (suní) no están luchando por la muerte del imán Al Husein, sino que están avivando una lucha que tuvo lugar hace 1.400 años para sus fines políticos en la zona", denuncia.
Darwish aboga por una nueva interpretación del islam que se imponga a la dominante. "El islam es como todas las religiones, tiene algo de violencia y algo de bondad, pero esta gente (los terroristas) hace hincapié en la violencia y deja a un lado toda la bondad", lamenta.
"Para tener un mundo mejor en el que nuestros hijos vivan en paz dentro de 20 o 30 años hay que buscar soluciones reales para Oriente Próximo (...) Hay que terminar con los grupos terroristas, con el discurso de los infieles y buscar una transición política", plantea.