El PMA se ha visto forzado a reducir a la mitad la asistencia alimentaria ante la falta de fondos
PAGIRINYA (UGANDA), 27 (Reuters/EP)
El hambre está forzando a refugiados sursudaneses desesperados a robar comida a los empobrecidos residentes locales en el norte de Uganda, según han denunciado estos últimos, después de que la falta de fondos obligara a Naciones Unidas a reducir las raciones a la mitad este mes en los campos de refugiados.
Más de 875.000 sursudaneses han huido a la vecina Uganda desde que estalló el conflicto en Sudán del Sur en diciembre de 2013 y los recortes se han producido casi dos meses después de que Naciones Unidas advirtiera de que la situación estaba al límite.
Los ugandeses dicen haber pillado a refugiados hambrientos llevándose cultivos, verduras o ganado después de que el Programa Mundial de Alimentos (PMA) se viera obligado a reducir sus raciones mensuales de 12 kilos de maíz a 6.
"Los refugiados están robando, robaron una cabra por la noche y sus huellas fueron seguidas hasta el campamento", ha contado Otti John, de 62 años, que vive cerca del campo, que vive cerca del campo de refugiados de Pagirinya, en el norte de Uganda. Otra residente, Vukoni Scondo, de 29 años, ha contado a Reuters que tres refugiados fueron detenidos por robar calabazas de su jardín.
En una franja de terreno llano y sabana, Pagirinya alberga a unos 35.000 refugiados a unos 30 kilómetros al sur de la frontera con Sudán del Sur. Las autoridades del campo afirman que no ha habido casos de violencia aún, pero temen que pueda haber enfrentamientos si los hurtos continúan.
TEMOR A QUE HAYA ENFRENTAMIENTOS
"Estas personas irán a robar comida a los residentes y puede provocar peleas", ha afirmado Robert Baryamwesiga, comandante de otro campo de refugiados en Uganda, el de Bidibidi, considerado el mayor del mundo.
Muchos refugiados sienten que no tienen otra opción. No hay suficiente dinero para alimentarles, ha explicado la portavoz del Programa Mundial de Alimentos (PMA) en Uganda, Lydia Wamala. El PMA necesita 109 millones de dólares para ofrecer raciones completas en el periodo entre mayo y octubre pero hasta ahora solo ha recibido 49 millones.
Los precios de los alimentos en el este de África han subido como consecuencia de la sequía regional, que ha provocado una grave crisis alimentaria en Somalia, algunas zonas de Kenia y Etiopía y hambruna en zonas de Sudán del Sur.
El conflicto en Sudán del Sur, el país más joven del mundo, ha provocado que más de 3 millones de personas abandonen sus hogares, un tercio de la población, generando la mayor crisis de refugiados del continente desde el genocidio en Ruanda en 1994.
La mayoría de los refugiados se dirigen a Uganda, que les permite libertad de movimientos, el derecho a trabajar y acceso a servicios públicos como educación y sanidad. Alrededor del 85 por ciento de ellos son mujeres y niños.
Pero una media de 2.000 sursudaneses llegan cada día desde que en julio pasado se recrudeció el conflicto, algo a lo que las agencias humanitarias no pueden hacer frente y que ha empujado a algunos refugiados a volver a la violencia para alimentar a sus familias.
Un anciano en Pagirinya cuenta que conoce a al menos tres familias que habían regresado a sus casas en Sudán del Sur este mes en busca de comida. Peter Obore, un refugiado de 26 años, asegura que pronto les seguirá ya que no puede alimentar a su mujer y su hijo pequeño. "Yo también me marcharé con mis cuatro hermanos y mi mujer", asegura.