LONDRES 19 Sep. (EUROPA PRESS) -
El viceprimer ministro sirio, Qadri Jamil, ha admitido que la guerra ha llegado a un punto muerto en el que "ni la oposición armada ni el régimen es capaz de derrotar a la otra parte" y ha adelantado que el Gobierno pedirá un alto el fuego en la cumbre de paz de Ginebra.
En una entrevista con el periódico británico 'The Guardian', Jamil ha reconocido que existe un "equilibrio de fuerzas" sobre el terreno y que éste "no cambiará en un tiempo", por lo que ha desvelado algunas de las propuestas que pondrá sobre la mesa en el foro Ginebra II que intentan cerrar Estados Unidos y Rusia para lograr una solución pacífica al conflicto.
El viceprimer ministro ha explicado que propondrán "el fin de las injerencias externas", así como "el lanzamiento de un proceso político pacífico" en el que el pueblo sirio cuente con "autodeterminación". Además, ha sugerido un alto el fuego con "observación internacional", con una vigilancia que podría depender de observadores independientes, 'cascos azules' de la ONU o enviados de países neutrales o aliados.
Sin embargo, queda por ver cómo se concreta Ginebra II ya que, aunque Moscú y Washington acordaron incrementar sus esfuerzos para lograr su celebración cuanto antes, ahora han aumentado las discrepancias en torno a quién debería participar. El Gobierno norteamericano propone que la Coalición Nacional Siria sea la única delegación opositora, si bien este bloque se ha desmarcado de la cumbre.
"Ahora Estados Unidos está intentando otorgar a la Coalición Nacional Siria el papel de líder. Estamos hartos de esta visión monopolista", ha subrayado Jamil, que ve en las críticas de otros países a su Gobierno ejemplos de intromisión.
En este sentido, ha defendido que, para que Damasco pueda seguir con sus "reformas progresistas", los países occidentales y "todos los que se están inmiscuyendo en Siria" deben "quitarse de encima".
Jamil ha advertido de que el informe divulgado esta semana por la ONU y que confirma el uso de armas químicas a las afueras de Damasco no es "del todo objetivo" y ha sugerido que los proyectiles que habrían sido utilizados en el ataque del 21 de agosto correspondían con equipos manipulados por el régimen de Muamar Gadafi y "exportados a Siria por fundamentalistas".
Por otra parte, Jamil, responsable de controlar las finanzas del país, ha afirmado de que la guerra ha supuesto para la economía siria unas pérdidas de 100.000 millones de dólares (unos 74.000 millones de euros), cantidad equivalente a dos años de producción en situaciones normales. Según la ONU, más de 100.000 personas han perdido la vida por el conflicto.