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TOG-WACHALE (ETIOPÍA), 17 Sep. (Por Kaye Viray, de la Organización Internacional para las Migraciones) -
"La promesa sonaba demasiado buena para ser verdad. Viajar desde Etiopía a Arabia Saudí y conseguir empleo. De todos modos la creí. Me dijeron que sería solamente por siete días. Ahora, siete días después, tengo tres heridas de bala en mi cuerpo y no estoy siquiera cerca del destino al cual pretendía llegar", dice Halima (nombre ficticio), estudiante de Arsi, región de Oromia, Etiopía.
Como muchos etíopes que están buscando mejores oportunidades laborales, Halima fue tentada para embarcarse en un peligroso viaje desde Etiopía a los países del Golfo, a través de Somalia y Yemen rumbo al Reino de Arabia Saudí y a otros países del Golfo, en lo que se conoce como la ruta migratoria oriental. No tenía idea del nivel de inseguridad y de las situaciones de conflicto en los países a lo largo de esa ruta.
El padecimiento de Halima, que duró una semana, comenzó cuando ella se fue de su ciudad natal rumbo a Harar, a aproximadamente 660 kilómetros. Sabía que era demasiado tarde para regresar cuando el traficante que su amiga le había recomendado apretujó a 150 personas en un camión. Con una mezcla de temor y esperanza, se subió al vehículo y cruzó la frontera entre Somalia y Etiopía a través de la ciudad de Tog-wachale.
"Los días en ruta parecían semanas. No teníamos nada para comer y muy poco para beber. Las cosas se pusieron peor cuando se produjo un enfrentamiento entre los traficantes y hombres armados desconocidos. Esto provocó que el conductor perdiera el control del vehículo y que volcara", cuenta Halima.
"Todo ocurrió con gran rapidez. De repente me di cuenta que una de mis manos sangraba, también había sangre en la zona de mis caderas y a ambos lados del pecho".
Sabiendo que no recibirían los pagos si los migrantes del camión no llegaban al siguiente punto de descenso en Somalia, el traficante intentó convencerlos para que regresaran al camión. Pero en lugar de eso, Halima, que había recibido varios disparos, escapó junto a otros migrantes tras el accidente.
EN BUSCA DE AYUDA
Herida, hambrienta y exhausta, Halima y el resto de los migrantes con los cuales había huido siguieron caminando a la búsqueda de ayuda. Afortunadamente, tras horas de caminata encontraron un vehículo, y el conductor estuvo de acuerdo en llevarlos de regreso a la frontera con Etiopía. Eventualmente a ella la llevaron al Centro de Respuesta a Migrantes (MRC) en Tog-wachale, frontera de Somalia con Etiopía, en donde inmediatamente le brindaron asistencia médica.
El MRC de Tog-wachale, una ciudad clave de tránsito situada a 17 kilómetros de la frontera de Etiopía con Somalia, cumple un rol vital para miles de migrantes de Etiopía que intentan llegar a los países del Golfo a través de Somalia. El centro complementa los esfuerzos del Gobierno de Etiopía ofreciendo respuesta a las necesidades vitales de los migrantes en situación de vulnerabilidad, ya sea en el MRC o bien por medio de derivaciones a asociados. Los migrantes también acceden a asistencia a largo plazo en sus comunidades de origen.
Desde 2019, el MRC en Tog-wachale ha brindado su apoyo a más de 3.700 migrantes, la mayor parte de los cuales necesitan desesperadamente acceder a asistencia humanitaria. La OIM coordina un total de cinco MRC en Etiopía, situados a lo largo de rutas migratorias claves, en donde logran cubrir brechas cruciales por medio de la identificación de migrantes en situación de vulnerabilidad y asegurando que reciban la asistencia humanitaria que tanto necesitan.
"Se estima que, tan sólo en 2022, unos 148.000 nacionales de Etiopía han migrado, la mayor parte de ellos por vías irregulares, usando la Ruta Oriental, a la búsqueda de mejores oportunidades laborales. Muchos de ellos quedan expuestos a violencia, explotación y abusos en varias instancias de sus viajes y requieren de una respuesta urgente y de apoyo a largo plazo", dice Bawele Tchalim, a cargo del Programa de Protección a Migrantes de la OIM Etiopía.
Por ahora Halima está enfocada en mejorar. Se considera afortunada de haber podido sobrevivir a todo ese calvario.
"Mi prioridad ahora es curarme. No le aconsejaría a mis pares que hagan lo que yo hice. Cuando me sienta mejor, me iré a casa, intentaré volver a la escuela y buscaré oportunidades que sean más seguras", dice.
((Esta noticia fue publicada originalmente en el siguiente enlace: https://storyteller.iom.int/es/stories/regreso-la-seguridad-...))