MADRID, 31 Ene. (EUROPA PRESS) -
El primer ministro de Portugal, António Costa, pidió un gobierno con una amplia mayoría cuando el país se vio abocado a elecciones anticipadas tras el fracaso de las negociaciones presupuestarias. Urnas mediante, ha logrado el respaldo de más de cuatro de cada diez electores, un umbral con pocos precedentes en una Europa poco acostumbrada ya a este tipo de victorias aplastantes.
La gran oportunidad política de Costa llegó en 2015, cuando asumió las riendas de un Partido Socialista (PS) que buscaba desbancar a los conservadores del poder. Tras varios cargos ministeriales y una etapa como alcalde de Lisboa --entre 2007 y 2015--, el ahora primer ministro llevó a los suyos al poder tras unos comicios en los que logró el 32,3 por ciento de los votos.
Con 86 diputados y apoyados por formaciones de izquierdas, los socialistas se hicieron con el Gobierno, un hito que lograron reeditar cuatro años más tarde. En 2019, el PS repitió victoria tras obtener el 36,3 por ciento de los sufragios, equivalentes a 108 escaños.
La última gran mayoría de los socialistas data de las elecciones de 2005, cuando el partido, entonces liderado por José Sócrates, superó el umbral del 45 por ciento y obtuvo 115 escaños. Costa ha aupado a su partido dos escaños más arriba, hasta los 117, después de recibir este pasado domingo el respaldo de casi el 41,7 por ciento de los electores.
El PS ha superado ampliamente las expectativas --la mayoría de las encuestas anticipaban un escenario más igualado-- y el Partido Social Demócrata (PSD), baluarte de la oposición conservadora, se ha tenido que conformar con el 27,8 por ciento de los votos. Del resto de partidos, sólo el ultraderechista Chega ha superado el 5 por ciento --un 7,15 por ciento, en concreto--.
El nivel de apoyo logrado por Costa llama la atención también a nivel europeo, ya que apenas un puñado de gobiernos cuentan con porcentajes de votos similares a los del dirigente luso. En la parte occidental de Europa, tan sólo los conservadores británicos pueden presumir de datos similares, ya que en 2019 lograron el 43,6 por ciento de los votos.
Por norma general, los porcentajes de victoria política en Europa suelen oscilar entre el 20 y el 30 por ciento, como ocurrió recientemente en el caso de Alemania, donde los socialdemócratas de Olaf Scholz lograron el 25,7 por ciento de los sufragios.
El Movimiento 5 Estrellas italiano (32,7 por ciento), el Partido Popular Austriaco (37,5) y el griego Nueva Democracia (39,8) obtuvieron niveles superiores en las últimas elecciones generales de sus respectivos países y por encima del 40 por ciento se sitúan el Fidesz del primer ministro de Hungría, Viktor Orbán (49,3), y el Partido Ley y Justicia (PiS), gobernante en Polonia (43,6).
Solo la anomalía maltesa, dependiente aún del bipartidismo, da a pie a niveles de voto por encima del 50 por ciento, al igual que ocurriría también en Francia, aunque en el caso de este último país por un sistema de segundas vueltas que permitió por ejemplo a Emmanuel Macron llegar al Elíseo con el 56 por ciento de los sufragios.