La irrupción del ministro de Justicia altera una carrera por el Número 10 que se jugará con la titular de Justicia
LONDRES, 30 Jun. (EUROPA PRESS) -
La carrera por suceder a David Cameron al frente del Partido Conservador británico y, por extensión, por reemplazarlo en Downing Street ha derivado en una guerra civil de consecuencias impredecibles para la unidad de unos 'tories' necesitados de cohesión tras la profunda brecha provocada por la división del referéndum sobre la continuidad en la Unión Europea.
Cerrado el plazo para la presentación de candidaturas, el hombre señalado por las quinielas como el mejor posicionado para mudarse al Número 10, el exalcalde de Londres Boris Johnson, ha sorprendido al decidir no concurrir a la contienda, por lo que la dicotomía inicialmente prevista entre quienes estaban considerados los dos pesos pesados de la cruzada, junto a Johnson, la ministra de Interior, Theresa May, ha cambiado de tercio ante la irrupción del titular de Justicia, Michael Gove.
La inesperada entrada de quien está considerado una voz significativamente respetada entre los 'tories' ha reventado una batalla de la que una de las pocas certidumbres que había hasta esta misma jornada era la de que Gove figuraría en el equipo del exalcalde de Londres. No en vano, el responsable de Justicia siempre había declarado, incluso hasta hace unos días, que no estaba interesado en un cargo para el que tampoco se veía preparado.
En consecuencia, y dado su apoyo al Brexit, el movimiento natural era situarse con la figura más destacada del frente a favor del divorcio con Bruselas, una sociedad que parecía otorgar sentido a su colaboración con Johnson para la nueva era que se abre en Reino Unido.
Sin embargo, la precipitación de los acontecimientos en las últimas horas ha convencido al exregidor de que sus opciones para implementar la "agenda del próximo primer ministro" eran marginales. "Debo confesar, amigos míos, aquellos que habéis esperado fielmente al titular de este discurso, que tras haber consultado a mis colegas y a la vista de las circunstancias en el Parlamento, he concluido que esa persona no puedo ser yo", ha asegurado en una comparecencia sin preguntas.
CAMBIO DE OPINIÓN
Acostumbrado a ganar en una controvertida carrera en la que ha combinado el periodismo con su trayectoria política, la intervención del ministro de Justicia ha acabando pesando en su decisión. Gove ha reconocido esta jornada que "quería ayudar a construir un equipo detrás de Boris Johnson, para que un político que defendió la salida de la UE pudiese liderar el nuevo futuro", pero las dudas generadas por su perfil lo llevaron a apenas horas del cierre del plazo para la presentación de candidaturas a la "conclusión de que Boris no podía facilitar el liderazgo o construir el equipo para la tarea que hay por delante".
Su insospechado giro táctico constituye ya el gran revulsivo de la contienda para suceder a Cameron, puesto que muchos diputados que habían expresado su intención de apostar por Johnson emprendieron un viraje estratégico para apoyar a Gove, un político que siempre había manifestado su incomodidad con Bruselas, a pesar de que su posicionamiento final con el frente a favor de la ruptura le haya costado su amistad con el primer ministro.
Así, en la comparecencia en la que se esperaba que Johnson anunciase sus aspiraciones, Johnson ha sorprendido al autodescartarse de la carrera, un movimiento que convierte a la ministra de Interior, Theresa May, su antagonista natural, en la principal beneficiada. Aunque había apoyado la continuidad en la UE, May logró mantener un perfil bajo durante la campaña, por lo que no ha quedado tan tocada como otros defensores del 'statu quo' tipificados para tomar el relevo de Cameron, como el titular del Tesoro, George Osborne.
CONTRAPOSICIONES
Esta misma jornada, al anunciar sus aspiraciones, quien fuera la primera mujer en asumir la Presidencia de los 'tories'y segunda en desempeñar la siempre complicada cartera de Interior ha presentado una imagen de seriedad acorde con su trayectoria --"no soy una política ostentosa", ha reconocido-- y no ha desaprovechado la oportunidad de lanza una pulla a sus rivales: "hay que decirle a algunos que lo que el Gobierno hace no es un juego, es un negocio serio con consecuencias en las vidas de la gente".
La prueba de la fragmentación táctica generada por la intervención de Gove es que algunos de los miembros del Gobierno tipificados como potenciales contendientes han decidido finalmente no presentarse y dividen ahora su respaldo, crucialmente, entre el titular de Justicia y la de Interior. Así, mientras la ministra de Educación ha expresado ya su apoyo al primero; el de Sanidad se ha posicionado a favor de May.
Como consecuencia, Johnson ha pasado de tener un pie en Downing Street a retirarse de la batalla por el cetro 'tory', que en última instancia será decidida por los cerca de 150.000 miembros de la formación con derecho a voto, los mismos que se encargarán de decidir quién será el próximo primer ministro de un país de 65 millones de habitantes.
No obstante, antes de delegar la decisión final en la militancia, el grupo parlamentario será el encargado de la criba a través de votaciones acometidas dos veces por semana en las que se irá eliminando a los aspirantes con menos votos hasta limitar el cartel final a un par cuya identidad debería ser conocida antes de que el Parlamento inicie su receso estival el próximo 21 de julio.
"BREXIT SIGNIFICA BREXIT"
De acuerdo con el editor de la influyente plataforma ConservativeHome, Paul Goodman, el giro operado por Gove se debió a su convencimiento de que Johnson estaba dispuesto a recular con el Brexit, lo que confirmaría que su posicionamiento a favor de la salida tenía, fundamentalmente, motivaciones sucesorias.
En contraposición, su principal rival, Theresa May, ha subrayado hoy que "Brexit significa Brexit", pese a que el 23 de junio había votado por la permanencia, y ha advertido de que "cualquier intento de claudicar ahora en materia de inmigración será inaceptable para la ciudadanía".
Así, antes de saber que Johnson se retiraría de la batalla, May había dirigido un dardo envenenado a un activista pro-ruptura que ha transmitido mensajes contradictorios acerca de su posición en materia de extranjería, llegando incluso a plantear un amnistía para aquellos que se encuentran en el país de manera ilegal. "No hay ninguna obligación de aceptar un acuerdo de libre movimiento de personas", ha añadido.
CATALIZADORES Y CANDIDATURAS
Pero junto a las discordancias del discurso mismo del exalcalde londinense, el ministro de Justicia estaría molesto con el estilo personal y las formas de uno de los políticos más particulares del arco parlamentario británico, desde un individualismo rampante que se resiste a trabajar en equipo, al riesgo de que su propia personalidad lo convirtiera en una rémora electoral.
De hecho, el catalizador final de su decisión de pugnar por el liderazgo habría sido su conclusión de que el exalcalde no podría derrotar a May en la batalla por el apoyo de las bases, si bien hasta el aterrizaje de Cameron al Número 10 en 2010, propulsado por el apoyo de los liberal-demócratas, Johnson constituía el único conservador que había probado su capacidad de vencer en las urnas desde 1992.
Los demás candidatos, con menos opciones de figurar en el cartel final, son el secretario para Gales, Stephen Crabb, representante de las opciones aspiracionales de quien procede de orígenes humildes; el ex ministro de Defensa Liam Fox, considerado más a la derecha del partido; o la responsable de Energía, Andrea Leadsom, cuyo perfil experimentó un notable impulso durante la campaña de un referéndum en la que había apostado por la salida.