Un año después de la derrota de Estado Islámico, la reconstrucción ha comenzado pero tardará años en completarse
MADRID, 9 Dic. (EUROPA PRESS) -
El 9 de diciembre de 2017 el presidente de Irak, Haider al Abadi, proclamaba la victoria sobre el grupo terrorista Estado Islámico, que llegó a controlar buena parte del norte del país incluido Mosul, la segunda ciudad más importante, durante más de tres años. Un año después, la reconstrucción ha comenzado aunque se tardará años en completarla y todavía son muchos los iraquíes que no han regresado a sus casas.
Pero las causas que estuvieron en la raíz de la emergencia de Estado Islámico en Irak --que luego extendería sus tentáculos a la vecina Siria-- no parecen haberse solucionado. "La situación actual en Irak está en mejora pero es muy frágil", advierte la coordinadora humanitaria de la ONU en el país, Marta Ruedas.
Reuters
"Las condiciones que llevaron a la creación de Estado Islámico y al conflicto no se han solucionado", alerta en una entrevista con Europa Press. "Si no se da el apoyo necesario y sostenido es muy posible que volvamos a caer en un conflicto en unos años y no creo que nadie quiera eso", subraya la responsable de la ONU, que pone de relieve la situación geográfica de Irak, fronterizo con Irán y Siria.
En el momento álgido del conflicto entre Estado Islámico y las fuerzas iraquíes, apoyadas por la coalición militar encabezada por Estados Unidos, llegó a haber hasta 6 millones de desplazados internos. A medida que los territorios bajo control del grupo yihadista eran reconquistados, fueron muchos los que comenzaron a regresar a sus casas pero el ritmo ahora se ha ralentizado y está prácticamente estancado.
Los dos millones de iraquíes que aún siguen desplazados son los que "tienen más complicaciones para volver", según Ruedas, que recuerda que el conflicto provocó "estragos y una destrucción de las infraestructuras inconcebible" con escuelas, hospitales, canalizaciones de agua, tendido eléctrico, carreteras y puentes destruidos o seriamente dañados, "al margen de las casas de la gente". Así pues, "si no hay infraestructuras y tu casa está destruida no vas a volver", resume la coordinadora de la ONU.
AUMENTO DE LA TENSIÓN INTERCOMUNITARIA
Pero también otros motivos están disuadiendo a muchas familias de regresar a sus lugares de origen. En Irak, ya había con anterioridad tensiones intercomunitarias, en particular entre chiíes y suníes, pero "el conflicto ha hecho que se agudicen", además de haber provocado en otros casos "un cambio demográfico" en algunas localidades. "La gente se pregunta si es seguro volver a sus lugares de origen", añade Ruedas.
Más complicado aún lo tienen aquellos cuyos familiares combatieron en las filas de Estado Islámico, sobre quienes pesa ese estigma. "Hay muchísima resistencia en las comunidades a que vuelvan estas personas", reconoce la coordinadora humanitaria de la ONU.
El Consejo Noruego para los Refugiados (NRC) coincide en las dificultades que muchos iraquíes tienen para volver a sus hogares. Según denuncia, en los tres últimos meses un tercio de los desplazados que regresaron desde un campamento en Anbar fueron rechazados por sus comunidades y tuvieron que instalarse en otros lugares.
Reuters
Así pues, los factores que disuaden a los dos millones de desplazados, unos 700.000 de los cuales viven aún en campamentos, de regresar no son tan sencillos de resolver. "Quienes están en los campamentos necesitan ayuda, principalmente acceso a educación y a atención sanitaria", destaca.
Por eso, Ruedas reconoce que actualmente su "mayor preocupación" es encontrar "soluciones más sostenibles" para quienes aún permanecen en los campos de desplazados. "Nadie quiere vivir en un campamento durante un periodo que se eternice", incide, reconociendo que hace falta adoptar "medidas que se salen de lo humanitario pero que son necesarias" para lograr que estas personas puedan vivir "como ciudadanos normales".
EL RETO DE LA RECONSTRUCCIÓN
Sin lugar a dudas, el otro gran reto al que se enfrenta Irak es el de la reconstrucción. El Gobierno iraquí y el Banco Mundial han estimado que los destrozos dejados tras de sí por el conflicto contra Estado Islámico ascienden a unos 88.000 millones de dólares y que se tardará una década o más en completar el proceso.
Según la responsable de la ONU, "se está avanzando bien, dadas las condiciones, pero para la población se está avanzando lento". Así, recuerda, "Estado Islámico ha dejado minas por todas partes, sobre todo en las infraestructuras". Por ejemplo, explica, recientemente unos ingenieros que estaban trabajando en un puente localizaron minas bajo el agua por lo que hizo falta buscar a desminadores especializados para desactivarlas.
Esto provoca que la retirada de minas y otros artefactos explosivos sin estallar sea lenta, a lo que se suma el hecho de que en ciudades como Mosul hay "toneladas de escombros que retirar" y hay que hacerlo con mucho cuidado ya que entre ellos hay explosivos. "Se siguen encontrando cuerpos de milicianos con chalecos bomba y hay que desactivarlos", precisa.
"Es un trabajo difícil y enorme" que tardará años en completarse, subraya Ruedas, que recuerda que "en Alemania siguen encontrándose a día de hoy bombas de la Segunda Guerra Mundial". De ahí el que se esté capacitando a más personas para llevarlo a cabo pero, como siempre ocurre, "hace falta financiación y hay fondos limitados". Por ahora se está trabajando conforme a las prioridades marcadas por el Gobierno iraquí, prestando particular atención a Mosul pero sin olvidar otras zonas.
Además del desminado y la desactivación de explosivos, otra labor fundamental que están llevando a cabo la ONU y las ONG es la de concienciar a la población sobre los riesgos que plantean este tipo de artefactos. "La gente toma precauciones pero no las suficientes porque en último término lo que quieren es volver a sus casas y esta ansiedad por regresar les lleva a no ser lo suficientemente cautos", reconoce. Afortunadamente, aunque hay víctimas no es una cifra muy elevada, añade.
También es fundamental, según Ruedas, ayudar a la población a superar el trauma vivido. La ayuda psicosocial, explica, está corriendo a cargo fundamentalmente de las organizaciones internacionales puesto que el Gobierno iraquí carece de experiencia en la materia, aunque se está capacitando a personal, "pero no al nivel de lo que se necesita". "Niños y adolescentes presentan un enorme nivel de ansiedad" que en algunos casos incluso les afecta físicamente.
"La comunidad internacional pasado el conflicto, pasado Irak del temario y la gente se olvida de la necesidad pero todavía se necesita muchísimo apoyo", subraya Ruedas. El secretario general del NRC, Jan Egeland, coincide con ella en que Irak está cayendo en el olvido.
En su opinión, "hay poco que celebrar para millones de iraquíes que aún siguen turbados por los crímenes de Estado Islámico y la larga guerra para eliminarlo". "Han sido olvidados en gran medida por su propio gobierno y por la comunidad internacional", denuncia en un comunicado.
El NRC "trabaja con miles de mujeres, niños y hombres iraquíes para los que el sufrimiento continúa y el mundo parece actuar como si Irak hubiera vuelto a la normalidad", lamenta, denunciando en particular "el castigo colectivo por haber estado en el lugar equivocado en el momento equivocado" bajo Estado Islámico.
Para 2018, la ONU hizo un llamamiento de 599 millones de dólares con los que atender a los iraquíes necesitados y que se ha cubierto casi en su totalidad debido a que la previsión se hizo pensando en que el ritmo de retornos de desplazados se mantendría, algo que no ha ocurrido.
De cara a 2019, Naciones Unidas solicita 570 millones de dólares con los que espera asistir a 1,8 millones de los 6,4 millones de iraquíes necesitados de ayuda, una cifra que supone una reducción considerable respecto a los 8,7 millones que había en 2018.